Habló Rafael Elizalde, hermano de Débora Elizalde e hijo de Gabriela Agüero y testigo principal del doble femicidio ocurrido en San Antonio el pasado lunes, pidió a la sociedad que ayuden a encontrar a Sergio Kozak, expareja de su hermana y autor de los disparos mortales, el cual tiene una orden de captura internacional emitida por Interpol.
El joven hablo con Misiones Online, medio misionero, contó los detalles del brutal asesinato y expresó que jamás imaginó el infierno que vivió el pasado lunes cuando le tocó ser el principal testigo de el asesinato a sangre fría de su mamá y hermana.
Respecto a su madre, el joven contó que era docente en el interior de San Antonio, daba clases en muchas escuelas. “Preparaba comida con mi hermana para mantenernos también. Hacía costuras, ayudaba a mi abuela. No era solamente ama de casa, ayudaban a las dos familias”, remarcó.
Respecto a la relación de su hermana con Sergio Kozak, dijo que todo comenzó el año pasado. Sostuvo que Débora comenzó a trabajar en el Telecentro que era propiedad de Kozak y que allí se hicieron pareja.
Pero también recordó que a fin del año pasado eso terminó y que incluso ella le había realizado una denuncia por violencia de género. “La acosaba. Ellos terminaron su relación y los familiares de la ex mujer también la molestaban por eso hizo la denuncia y había una orden de alejamiento. Antes de navidad, quisieron retomar la relación. Tenían planeado hacer muchas cosas. Estaba todo normal”, dijo.
Al consultar a Jorge si conocía al femicida de su hija y su ex esposa, admitió que sólo de vista y que tenía pinta de “buena persona”. “Nunca traté con él, tenía buena apariencia. Nunca demostró que podía hacer eso”.
Sobre qué ocurrió esa noche que terminó con el desenlace fatal, Rafael contó que ese día fueron a bailar con su hermana, su mamá y una amiga. “Éramos cuatro y nos íbamos a encontrar con Sergio. Cenamos y nos divertimos en el baile. Luego, Sergio vio a su amiga, mi hermana se molestó y discutieron. Yo pensé que se enojó por cosas de parejas, no parecía grave” comentó.
Agregó que “la policía se acercó y nos retiramos. Conseguimos que un amigo de mi mamá nos lleve a San Antonio, a mí, mi mamá, mi hermana y a su amiga. Las dejamos a ellas y volvimos con mi mamá al lugar del baile, estaba Sergio y habló con mi mamá”, sostuvo.
Ya entrada la madrugada, cerca de las 3, decidieron volver con Gabriela a su casa y de paso buscaron a Débora que había quedado en casa de una amiga. A su hogar los llevó, “Paulinho”, sin saber lo que les esperaba en cercanía de casa de su abuela.
“Bajamos en la casa de mi abuela y vimos a Sergio que subía por la avenida. Estábamos en otro auto y pensamos que no nos iba a reconocer, él se acerca e intenta arrollar a mi mamá, luego dispara. Yo forcejeo con él para que deje el arma, me tiene contra la camioneta, después se va. Los tiros que dio a mi hermana y mi mamá fueron certeros”.
Gabriela había llegado hasta ese lugar para buscar a su pequeña hija de un año y en ese momento cuando Débora bajó con ella, se desató lo peor. “Desde mi punto de vista, cuando salió del boliche, buscó el arma y volvió. Nos siguió y ejecutó su plan. Bajó el vidrio y cuando mi hermana fue a hablar con él, efectuó los disparos”
“Mi mamá intentó sacarle el arma, le destrozó los dedos. Cuando llegamos golpee el capó y efectuó el disparo contra mi hermana. Saltó para forcejear con él y sacarle el arma. En los videos de los policías de criminalística se ve mucho mejor”, recordó Rafael.
Por su parte Jorge, padre y abuelo de las víctimas, entre lágrimas y apenas sosteniendo la voz hizo un llamado para dar con el paradero del criminal. “Pido que colaboren con nosotros, con información porque el día de mañana puede ser su hija. Algún amigo debe tener que pueda dar una información”.
A lo que Rafael agregó “cualquier información es clave. Puede ser alguien de tu familia, hija, sobrina, comadre. Yo no sabía cómo reaccionar, no pensé que iba a pasar algo así. A veces ellos peleaban y no parecía nada, ya había indicios. Nadie está libre y hay que tener cuidado. Nosotros no nos metíamos en sus discusiones, no parecía grave. Pero son cosas que no se pueden dejar de lado”.
Si bien hay pedido de captura internacional para Sergio Kosak, el hecho de que siga prófugo genera miedo en la familia de las víctimas. “A nosotros nos queda el miedo, él puede hacerme algo o a mi gemelo. Él mató a dos personas y no le va a costar matar a alguien más. El miedo es increíble. A la noche duermo, pero no descanso. No puedo andar con mucha gente por temor a que les pase algo”, dijo angustiado Rafael Elizalde.