Un residente de una zona rural de Bernardo Irigoyen, Dos Hermanas, descubrió hace un año que era dueña de un vehículo clonado con el mismo número de patente que su propio automóvil, y estaba registrado a su nombre. Por lo tanto, cualquier cosa que sucediera con el automóvil clonado, ya sea buena o mala, también sería su responsabilidad.
La mujer, identificada como Silvia, relató cómo se dio cuenta de que su auto había sido clonado: luego de recibir una multa de tráfico. Al intentar pagar la multa, notó que la información del vehículo involucrado en la infracción no coincidía con las características de su propio automóvil. Por ello, Silvia presentó un informe penal por placa de matrícula o vehículo clonado, el cual fue enviado al departamento de multas, cancelando la infracción.
A pesar de esto, Silvia aún se encontró en una situación peligrosa, ya que cualquier delito cometido con el vehículo clonado podría ser atribuido a ella. Incluso si el vehículo fuera utilizado en actos delictivos como robo o tráfico de drogas, Silvia podría estar involucrada en el caso.
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Silvia presentó una denuncia, pero la Policía le dijo que no era delito y que necesitaban pruebas para investigar el caso. La mujer continuó con sus propias investigaciones, visitando la agencia donde compró su automóvil y el registro de automotor, pero no obtuvo respuestas claras. Finalmente, presentó una segunda denuncia penal formal que pasó a ser un sumario judicial, permitiéndole transitar por la ruta sin que nadie detenga su auto.
La mujer ha manifestado su preocupación por la situación, ya que si bien ha hecho todo lo posible por denunciar el caso y obtener respuestas, sigue sin saber dónde se encuentra el vehículo clonado ni quién lo está usando. Además, continúa siendo responsable de cualquier delito que se cometa con el vehículo clonado, lo que la hace sentir vulnerable e indefensa.