Las pruebas Aprender, realizadas luego del regreso presencial pleno a clases, evidenciaron que de los chicos de hogares vulnerables de sexto grado siete de cada diez “no comprenden un texto acorde a su edad” y casi la misma proporción “no puede resolver operaciones matemáticas sencillas”.
Tal como se viene recabando a nivel nacional, los peores resultados entre los chicos de nivel socioeconómico (NSE) bajo se dieron en lengua. Se evaluó la comprensión lectora de diversos textos literarios y no literarios y se indagó en tres capacidades cognitivas: interpretar, extraer y reflexionar y evaluar. Así, entre 2018 y 2021, los niños “por debajo del básico”, que es el nivel más bajo, pasaron del 13,2% al 43,1%, es decir, más del triple. En el nivel básico, también entre los “desaprobados”, se suma otro 28%.
Los niños de hogares vulnerables atravesaron el peor escenario en materia educacional durante la pandemia, porque al estar cerradas las escuelas, la falta de conectividad, de recursos y del acompañamiento de padres con el nivel educativo suficiente para suplir la ausencia docente se hizo notar.
Aprender: qué mostraron los porcentajes obtenidos
La segmentación de los niveles socioeconómicos -bajo, medio y alto- se establece mediante un cuestionario complementario que suma Aprender al finalizar la prueba. Se pregunta sobre la posesión de tecnología y libros, entre otros recursos. El análisis del Observatorio Argentinos por la Educación expone que la brecha en los aprendizajes, que ya era grande, se agrandó durante la pandemia. De los alumnos de NSE alto, un78,2% logró un buen desempeño en lengua y el 74,5% en matemática. En tanto, los de NSE bajo los estratos bajos, mostraron un 28,9% en lengua y al 31,9% en matemática.
Aunque en los niveles medio y alto hubo una disminución, el problema más importante estuvo entre los sectores vulnerables. Así lo dijo el ministro de Educación, Jaime Perczyk, durante la presentación de de los resultados. “El nivel de ingresos de la familia, la posesión de libros, en el nivel educativo siguen siendo los mayores predictivos de aprendizajes. La pandemia no hizo más que profundizar problemas que venían desde antes y ya se habían reflejado en pruebas como las de Unesco”, subrayó.
En Lengua, el puntaje promedio entre 2018 y 2021 disminuyó en las tres categorías, aunque con mayor magnitud en el nivel bajo, en el que cayó 61 puntos (pasó de 479,9 a 413,9). Por su lado, en el NSE alto la pérdida fue de 44,7 puntos (de 567,9 a 523,2) y de 40,0 puntos en el NSE medio (de 513,5 a 473,5). “Es decir que los alumnos de clase media en la post-pandemia hoy obtienen un puntaje inferior al que obtenían los de NSE más bajo antes del Covid-19 19″, indicaron en el Observatorio.
También se muestra una distancia considerables entre alumnos de escuelas públicas y privadas. En las estatales, solo el 48,6% y 48,8% de los estudiantes obtienen un puntaje alto en lengua y matemática, mientras que en escuelas privadas la proporción llega al 76,8% y 71,7%, respectivamente.
El círculo vicioso de la responsabilidad política
Para Perczyk “la desinversión del gobierno de Mauricio Macri” explica la caída en los aprendizajes. Dijo, además, que la reparación llevará entre 3 y 5 años. “Destruir es mucho más fácil que construir”, resaltó.
Mientras tanto, la ministra de Educación porteña, Soledad Acuña, cuestionó duramente al Gobierno a través de su cuenta de Twitter: “Cerrar las escuelas durante tanto tiempo tuvo un costo enorme. Esa decisión aumentó la desigualdad y, como siempre, quienes más perdieron fueron los que estaban en una situación socioeconómica más vulnerable. Una vez más, la supuesta justicia social que predican, chocó contra la realidad de ineptitud y desidia. ¡Háganse cargo! No tuvieron el coraje de abrir las escuelas a tiempo. No tienen un plan para revertir esta situación. Al menos tengan vergüenza”.
Anteriormente, la Ciudad de Buenos Aires había presentado los resultados de las pruebas FEPBA y TESBA, que van en línea con los datos de Aprender: bajo nivel en prácticas del lenguaje y no tanto en matemática.
Por otro lado, desde el año pasado, la Ciudad intentó modificar el método con el que la mayoría de los docentes enseña a leer y escribir. Se trata del método constructivista, que implica que los chicos van aprendiendo a distinguir las letras por su cuenta, gracias a su entorno, y que dio paso a un enfoque de “conciencia fonológica”. Ahora se busca que el docente intervenga más activamente en la enseñanza de la lectura y la escritura, lo que en teoría ayudaría a niños sin tantos estímulos en el hogar.
Este martes, en la presentación de Aprender, los funcionarios de Perczyk también cuestionaron ese cambio de estrategia de enseñanza. “Lo cierto es que no hay ninguna investigación que respalde que un método es más eficaz que otro. Cada docente enseña como le resulta más sencillo”, enfatizaron.
Pero más allá de las discusiones, lo cierto es que en sexto grado los alumnos tienen serios problemas para comprender un texto y que muchos estudiantes de tercer y cuarto grado, que cursaron el primer ciclo a distancia, aún no saben leer y escribir.