Javier Milei recibió dos desacreditaciones directas en pocas horas durante este jueves. El primer desencuentro lo tuvo con el ministro de Economía, Luis Caputo, quien se ocupó a primera hora de echarse sobre la granada que había activado el mandatario al acusar a un banco de haber realizado operaciones financieras con “intenciones golpistas”.
El ministro ofreció una entrevista en la que se preocupó especialmente por aclarar el tema.
La acusación del presidente apuntaba a una ejecución de PUTS realizada la semana pasada por $ 2 billones por parte de un banco privado de capitales nacionales que luego se utilizaron para comprar dólares e impulsaron la suba de los financieros.
Milei evitó decir el nombre de la entidad, pero Caputo lo puso sobre la mesa y se ocupó de desvincularlo.
El ministro reveló que con relación a este tema tuvo una reunión con el director del Banco Macro, Ezequiel Carballo, quien le explicó los motivos del movimiento financiero.
“Ellos en realidad hicieron la operación por buenas razones, entendieron perfectamente lo que habíamos anunciado y consideraron que la inflación va a colapsar. Como tenían bonos que ajustan por inflación, decidieron salir porque la inflación se destruye”, explicó Caputo.
Si bien es una justificación aceptable, sorprende que sólo haya sido una institución “la que vio” la conveniencia de este cambio de cartera.
La polémica tomó dimensión porque a la institución aludida siempre se la vinculó en forma estrecha con el excandidato a presidente, Sergio Massa.
En el Banco Central también buscaron bajarle el tono a la polémica. “No es la primera vez que se ejercen PUTS desde que asumimos. No es algo habitual pero ha sucedido”, dijeron en el entorno de Santiago Bausilli. En la misma línea, desmintieron cualquier tipo de malestar con la entidad: “Tenían un contrato, lo ejercieron y no había nada para decir”.
El FMI pone distancia
Momentos después del cimbronazo de Caputo fue el turno del FMI que lanzó su golpe desde Washington cuando respaldó al jefe del Departamento Occidental, Rodrigo Valdez, a quien Milei acusó de poner obstáculos en la relación con el organismo.
También sin nombrarlo, el presidente había cuestionado la posición ideológica del chileno al mencionarlo como miembro del “Foro de San Pablo”, una agrupación de carácter político que el presidente la considera de “izquierda”.
“Hay plena confianza en Rodrigo Valdez y todo su equipo”, sostuvo la portavoz del FMI, Julie Kozack, en una rueda de prensa de rutina que ofreció este jueves en Washington.
Pero el FMI tenía preparado un segundo sinsabor cuando además le bajó el precio al tono de las conversaciones que están manteniendo con la Argentina por un nuevo programa.
Consultada al respecto, Kozack fue terminante: “No hay un cronograma específico para tales discusiones”.
La respuesta también golpeó al ministro Caputo que en sus declaraciones matinales había dicho que “la relación con el FMI era buenísima y que estaban empezando a hablar de un nuevo acuerdo”.
Nuevamente se produjo una grieta entre ambas declaraciones que a la postre tienen sus consecuencias en el mercado de cambios, donde el dólar saltó a $ 1.465 elevando la brecha al 60%.
Confianza en la inflación
En otro orden, Caputo adelantó que la inflación de junio que este viernes dará a conocer el Indec estará por debajo del 5% y que la inflación núcleo (la que despeja factores estacionales) empezará con “3″.
Este es el dato que seguirá el Banco Central para calibrar la tasa de política monetaria que más temprano que tarde deberá ser positiva si el Gobierno pretende cumplir con la palabra empeñada ante los ahorristas y el FMI.
Para consolidar ese camino, el Banco Central informó que desde el lunes 22 de julio comenzarán a entrar en circulación la Letra Fiscal de Liquidez (LeFi). Este es el instrumento por el cual los pasivos remunerados pasarán a ser deuda del Tesoro Nacional.
La emisión de esta LeFi es por $ 20 billones, mientras que los pasivos remunerados que deben ser migrados resultan de $ 14 billones.
Los $ 6 billones restantes serán utilizados por la autoridad monetaria para esterilizar emisión monetaria que en el futuro deba realizarse para la compra de dólares en el mercado.
En el Central confían que este mecanismo ayudará a sostener el proceso de desinflación al restar pesos de la economía y evitarle la emisión para el pago de la tasa de interés.
A partir de ahora esa deuda deberá ser servida por el Tesoro Nacional que en consecuencia deberá fortalecer el superávit.