La Argentina y el Fondo Monetario Internacional (FMI) iniciaron formalmente las negociaciones para el diseño de un nuevo programa de asistencia que podrían incluir un desembolso de dólares adicional para mejorar el balance del Banco Central.
Un staff técnico del organismo arribó el martes a Buenos Aires a la espera del ministro de Economía, Luis Caputo, quien desistió de acompañar al presidente, Javier Milei, a Davos para ponerse al frente de lo que aparenta ser el tramo final de las conversaciones.
Caputo se unió a su equipo este miércoles y avanzaron en las conversaciones de un programa que busca financiar la deuda de U$S 44.000 millones aún impaga y al mismo tiempo respaldar la salida del cepo cambiario.
El monto mínimo adicional que el Gobierno pretende es de U$S 11.000 millones que, según explicó Milei, serían tomados por el Tesoro Nacional para luego recomprar deuda del Banco Central y de esta forma limpiar el balance de la autoridad monetaria.
Bajo este esquema, el presidente afirmó que los nuevos fondos que se tomarían no se traducen en un aumento de la deuda consolidada de la Nación.
En la práctica lo que sucederá es un cambio de acreedor, ya que el Tesoro pasará a deberle al FMI y no al Banco Central y para ello no deberá fortalecer el superávit fiscal. El lado “B” de este esquema es que la mayor rigidez que tiene la deuda adquirida con el FMI contra la colocada en el Banco Central.
Milei y el equipo económico consideran que equilibrar las cuentas del Banco Central es condición sine qua non para poder pensar en la apertura del cepo.
Intervención para contener el dólar
A la vista de los hechos, tal como se preveía la asunción de Donald Trump aceleró los tiempos de la negociación. No obstante, el meollo sigue están en el esquema monetario y cambiario, donde el FMI pretende la liberación del cepo y la flotación de la moneda.
En ese sentido, el vicepresidente del BCRA, Vladimir Werning, reveló que en los primeros 15 días de diciembre el Banco Central utilizó U$S 619 millones para contener el precio de dólar.
El funcionario dio a conocer el dato durante una disertación que realizó en Londres en el inicio de esta semana. Al FMI este mecanismo de intervención no lo gusta porque complica la acumulación de reservas y ya lo puso de manifiesto en reiteradas ocasiones.
El sistema de intervención es el siguiente: el Banco Central emite pesos para comprar dólares en el Mercado Unico y Libre de Cambios (MULC) y luego esos dólares los ofrece en el mercado financiero, puntualmente para comprar bonos AL30 y GD30, que a posteriori vende en el mercado de pesos en el MEP y Contado con Liquidación.
Este esquema fue implementado en julio cuando el dólar tocó los $ 1.500 y el Gobierno buscó una variante para contenerlo. La explicación oficial es que la intención es mantener sin cambios la base monetaria en pesos, ya que al vender los bonos en ese mercado retira circulante.
Pero el economista Cristian Buteler advirtió que “supuestamente el BCRA interviene en el mercado financiero para mantener la base monetaria amplia en $ 47.7 billones, pero hace más de un mes que la misma no supera ese monto (hoy $ 46.5 billones). La intervención es solamente para bajar el dólar”.
Buteler añadió: “Solamente transcurrió la primera quincena de enero y ya se convirtió en el mes de mayor intervención desde el lanzamiento de la segunda etapa del programa de estabilización”.
Al hablar frente a los inversores, Werning justificó el volumen de intervención al sostener que estuvo muy por debajo de los U$S 1.321 millones que había adquirido hasta ese momento el Banco Central.
De allí que el mayor interrogante de esta negociación es cómo se salvará esta diferencia de criterio sobre la forma de manejar el precio del dólar y la tasa de interés.
Canje
Al anunciar su llegada anticipada a Buenos Aires, Caputo también destacó la importancia del canje de títulos que se realizará el viernes y que involucra un total de casi $ 22 billones.
La Secretaría de Finanzas llamó a una “conversión voluntaria” de una serie de bonos que vencen entre mayo y noviembre de este año, por otros con vencimientos entre marzo y diciembre de 2026. Además se ofrece una tasa dual, la mayor entre BONCAP y TAMAR (la nueva tasa para plazo fijo de $ 1.000 millones o más) o sea una alternativa de tasa fija y otra variable.
La tasa fija es del orden de 29% anual, lo cual resulta una opción muy atractiva cuando se espera que la tasa de inflación continúe en baja y el crawling peg se reduzca al 1% mensual.
En este caso, el objetivo de esta operación es continuar alargando los vencimientos y despejar aquellos que se producirán en pleno proceso electoral, que puede no estar exento de algunos ruidos que compliquen el refinanciamiento.