El barrio porteño de Belgrano sumó una baja significativa en su paisaje urbano: el Manhattan Club Grand Café, emblemático bar ubicado en la esquina de avenida Cabildo y La Pampa, cerró sus puertas definitivamente. Su fachada inspirada en el edificio Chrysler de Nueva York lo convirtió durante años en un punto reconocible y muy fotografiado de la Ciudad de Buenos Aires.
El cierre tomó por sorpresa a vecinos y clientes habituales. En los últimos días, el local apareció con las persianas bajas, ventanas tapadas y un candado en la puerta, señales inequívocas de que ya no volvería a abrir. Aunque circulaban rumores desde hace tiempo, finalmente se confirmó que el bar dejó de funcionar. En sus últimos años, el Manhattan Club había sido gestionado por una cooperativa de trabajadores, formada tras la pandemia.

La noticia despertó reacciones encontradas en redes sociales y foros vecinales. Algunos lamentaron la pérdida de un ícono del barrio. “Me duele mucho, justo quería festejar mi cumpleaños ahí”, escribió una usuaria. Otro vecino compartió: “Ufff, ícono belgraniano. Fui una vez antes de la pandemia y tengo muy buenos recuerdos: la comida era rica y súper abundante”.
Sin embargo, también aparecieron críticas. Muchos usuarios aseguraron que el lugar había entrado en decadencia y que en los últimos años ya no mantenía el nivel de servicio e higiene que alguna vez tuvo. “Era una mugre espantosa, imposible sentarse a tomar un café”, expresó un usuario en X. Otro fue más contundente: “Más de una década en decadencia. Llegabas a la puerta y daba vergüenza entrar”.
A pesar de todo, el Manhattan Club Grand Café deja una huella imborrable. Su estética singular y su ubicación estratégica le otorgaron un lugar destacado en la memoria colectiva del barrio. Hoy, su cierre refleja una postal común en la ciudad: la de los bares históricos que, por distintos motivos, no logran sobrevivir al paso del tiempo.