“Mirá si nos daban la cabecera, la gente que metíamos”, se lamenta y al mismo tiempo hincha el pecho uno de los 2.000 socios Albiazules con entradas para el cruce para el recuerdo entre Talleres y Colón por octavos de final de la Copa Libertadores.
Los hinchas cordobeses, en su mayoría, se agruparon en un camping de Santo Tomé, aledaño a la capital santafesina y tres horas antes del comienzo del encuentro fueron encapsulados por el operativo de seguridad a tres cuadras del estadio. Unos 1.400 fueron ubicados en la tribuna que forma un codo, y otros 600 en los palcos arriba de ese sector.
“Talleres no importa donde juegues, local o visitante voy descontrolado”, comenzaron a entonar desde temprano los Albiazules. Junto a otro de los clásicos: “Llegó el más grande del Interior, llegó Talleres la p...” Y como durante varias veces en la noche con el “porque los jugadores, me van a demostrar, que salen a ganar, quieren salir campeón....” y otro himno: “Muchachos, traigan vino juega Talleres”-
A medida que el público local poblaba las tribunas del resto del estadio, empezó un duelo aparte: “Llená la cancha la p...” desafiaron los cordobeses. De pronto, los parlantes pusieron a todo volumen a... sí, adivinó: a Los Palmeras. A lo que los Albiazules respondieron con un “poné a Jiménez, poné a Jiménez”.
Cuando el locutor dio la formación del Sabalero, los silbidos de la parcialidad de Talleres hicieron blanco en Ramón Wanchope Abila, por su duelo aparte con la T, y en Federico Lértora, el ex Belgrano, muy aplaudido por los locales y en su último partido porque se va al Xolos de México.
Y en la proximidad del minuto cero, entre el estallido de los fuegos artificiales y los mágicos acordes del Himno de la Libertadores, el “Dale Matador, dale Matadoooor” con el alma y alargando la “o” tratando de tapar el griterío santafesino y el infaltable “Talleres mi buen amigo, esta campaña volveremos a estar contigo”. Esta campaña de Copa, en una noche inolvidable.