Un grupo de docentes de Córdoba superó la idea de enseñar un oficio para apuntalar el futuro de sus alumnos de sexto año. En conjunto, profesores del Instituto Provincial de Educación Técnica (Ipet) N° 64 “Malvinas Argentinas”, ubicado en el barrio San Vicente, extraen árboles invasores para luego fabricar muletas que serán donadas a un geriátrico local.
Entre lijas, taladros y destornilladores, los protagonistas de esta historia se reúnen en un galpón de la escuela para culminar un proceso que comenzaron en sus estudios secundarios especializados en industrialización de la madera y el mueble.
Miguel Quevedo tiene 60 años y hace 40 años que da clases en escuelas técnicas combinando los oficios que ahora son su vida: la carpintería y la pedagogía. Se despierta a las 6 y se prepara para llegar primero y abrir las puertas del colegio.
Actualmente, es Maestro de Enseñanzas Prácticas (MEP), con dos cargos, uno por la mañana y otro por la tarde. Paralelamente, da clases un espacio curricular sobre madera y muebles para los estudiantes de sexto año.
CÓMO INICIÓ LA PROPUESTA SOLIDARIA
Todo comenzó cuando a Quevedo le designaron en 2018 el espacio curricular especializado en madera y vio la oportunidad de “vincular al alumno con el afuera”, según explicó en diálogo con La Voz. Con el correr del tiempo, dio con José Toledo, un biólogo que le dio acceso a la Reserva Natural Vaquerías, ubicada en Valle Hermoso, propiedad de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).
En ese contexto, concretó un convenio con la Universidad y pudo iniciar viajes para tener contacto con plantas que se desarrollan fuera de su área de distribución natural, produciendo alteraciones en la riqueza y diversidad de los suelos.
“Ahí comenzamos a extraerlas, a hacerles un proceso, y una vez que teníamos los troncos los trabajábamos en la carpintería de la escuela”, describió Quevedo. Con el correr del tiempo, Anita Cugini (29), docente del Ipet que enseña en quinto año en la currícula recursos forestales, se sumó a la propuesta.
“En mí cátedra veía un programa muy centrado en el extractivismo. Entonces, le buscamos la vuelta para ver cómo podíamos reciclar esos recursos forestales”, indicó la mujer al medio mencionado. De esta manera, problematizaron “la pérdida del bosque nativo en Córdoba”.
“Nosotros estudiamos y mostramos que esa especie exótica extraída se puede convertir en un producto de uso útil para la comunidad. Erradicamos el invasor, lo reponemos por otra especie nativa para recuperar el monte, producimos un objeto y lo donamos con el paradigma de la economía circular”, ponderó el profesor sobre el objetivo de la cátedra.
Pero los docentes se mueven a un segundo plano para darle lugar a los alumnos y explicar el rol que tienen en el proyecto inmersivo. Cuando la especie exótica ya fue troceada y cortada en tablas, los menores elaboran las muletas y bastones que pasan a ser un bien mayor para la comunidad.
“Una vez que tenemos las exóticas, a la madera le hacemos un tratamiento para luego utilizarla en distintos productos, como por ejemplo las muletas, y luego donarlas. Es un proceso lento pero muy útil y satisfactorio”, detalló Priscila Mercado (17), estudiante del profe Quevedo.
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