Cristina Coggiola heredó la empresa de su abuelo, que también fue administrada por su padre. Se trataba de un tambo ubicado en la localidad cordobesa de Colonia Prosperidad, que debió cerrar por la situación económica actual. La mujer relató el desgarrador momento en una carta que se viralizó.
Con una inflación de agosto que podría rondar el 8 por ciento y con un dólar blue que asciende a 570 pesos, Cristina decidió darle fin a la tradición familiar y cerró el tambo que manejaba. “Nos cachetearon de todos lados”, dijo la cordobesa en una carta que se replicó en las redes sociales.
En este sentido, la empresaria lamentó: “No tuvimos la fuerza económica, para poder invertir y poder hacer nuevos cambios”. Aunque, reconoció que fueron cuestiones externas las que provocaron la decisión: “No permitieron que la empresa pueda crecer y que las cosas sean mejor”.
LA DESGARRADORA CARTA DE UNA TAMBERA CORDOBESA
“Hoy se apagaron las luces, los motores que se veían a lo lejos de otro tambo Argentino. Fue iniciado por mis abuelos, luego mi papá y ahora lo seguía yo....
Recuerdo a mis 6 años que le llevaba el mate cocido a mi papá, me gustaba curar a los terneros con el curabichera, íbamos en tractor a recorrer los lotes y así tambien me perdió del tractor me caí jajaja, y así, muchas anécdotas de familia...
Se cerró una etapa de mi vida, con mucho dolor, tristeza, bronca, angustia, porque era una empresa familiar y siempre poniendo hasta lo que no teníamos. Los cambios son muy duros.
Ya no sonará más el teléfono, donde el banco me avise del descubierto .
Ya no sonará el teléfono cuando el tambero me diga a las 4 am ‘no me anda el motor, no tengo luz, no me funciona la electro bomba, se cayó el camión de la leche a la cuneta, y no tengo tractor, no tiene nitrógeno el tacho del semen y no sé qué pasó' y asi muchas cosas, etc...
Sé que fueron cuestiones externas a nosotros que no dejaron, que no permitieron que la empresa pueda crecer y que las cosas sean mejor, las cuotas de la mala suerte, la inestabilidad económica del país, nos cachetearon de todos lados. No tuvimos la fuerza económica, para poder invertir y poder hacer nuevos cambios...
Hoy estamos de duelo, fue desconsolador el llanto cuando se alejaban los camiones ...
Solo me queda agradecerles a las vaquitas mis amores, todo lo que nos dieron...
Y pedirle a mi papá perdón porque no supe como manejar semejante empresa y sé el dolor que tiene él, porque acá hubo mucha pasión, amor, compromiso, cansancio, noches sin dormir, inundaciones, de todo vivió mi viejo.
Gracias a todos los que nos acompañaron y ayudaron en esta etapa... no siendo fácil, pusieron todo su maravilloso talento y luz propia, para sobrevivir pero no alcanzó (...)”