La pobreza crece en Córdoba y aumentan a diario las demandas de alimento en los sectores más postergados de la sociedad, donde nunca faltan los gestos de grandeza como el de los encargados de un comedor solidario que salen a juntar cartones, para recaudar un dinero que ayude a comprar la mercadería necesaria para realizar las viandas.
Es la historia de los que ponen el hombro en el comedor Ángel de la guarda del barrio Villa Urquiza, que abre todos los días por iniciativa de una mujer, su pareja, su hijo y vecinos que se suman a la tarea no sólo de cocinar sino que también recorren las calles buscando cartón que luego venderán.
La protagonista principal es Yésica Heredia, que cuenta que ahora brindan un plato a 200 personas, pero tienen otras 300 esperando y a las que por el momento no pueden ayudar, porque los fondos no alcanzan para tanto.
Todo se hace con el mayor de los esfuerzos allí, en una obra de amor a los demás que conmueve: “cuando tengo gas usamos la cocina, si no cocinamos haciendo el fuego”, relató ella a El Doce.
La crisis que crece hizo que en poco más de un año se duplique la demanda para el Ángel de la Guarda: “lo que puedan donarnos va a ser muy bienvenido”, dijo y detalló que se necesita mercadería, ollas, vajilla y ropa, entre los artículos más indispensables.