Intendentes del interior de Córdoba están enojados con el Gobierno provincial, tras conocerse que no se podrán abrir las puertas de boliches y fiestas, tal como esperaban para fin de año y enero.
Todas estas actividades nocturnas seguirán prohibidas en principio hasta el 31 de enero y son los intendentes radicales los primeros en expresar su descontento, como en el caso de Carlos Briner, intendente de Bell Ville, que dijo: “el Gobierno Nacional se portó muy mal, como en el velorio de Maradona. Los intendentes tenemos que pagar el pato de la boda. Esto me parece una falta de respeto, la obediencia debida de Provincia a Nación, por plata o lo que sea, ya tiene un límite. Esto enoja mucho”, sentenció en diálogo con El Doce.
Seguidamente, puso de relieve la conflictiva relación con Juan Schiaretti por colores políticos: “veo una beligerancia de Hacemos por Córdoba para con el Foro de Intendentes Radicales notoria, que si hoy hubiera estado vivo De la Sota eso no ocurriría”, disparó.
También se sumó a las críticas el intendente de Huinca Renancó, Daniel Saliba, que dijo que “no compartimos bajo ningún punto de vista... esto va a llevar a algo peor. En Huinca Renancó tenemos muchos inconvenientes por fiestas clandestinas en los campos, los chicos van excedidos de alcohol y se suben a la ruta”, alertó.
Otro jefe de estado municipal muy enojado es Marcos Ferrer de Río Tercero, que señaló que “nos ha caído mal. Nos parece que no se nos dio una oportunidad de dialogar y plantear nuestro punto de vista”, criticó en diálogo con Cadena 3.
“Estoy sorprendido y molesto por el fundamento para mantener esta posición, que es el peligro de contagio. Todos sabemos que se realizan eventos clandestinos que convocan a muchísima gente”, agregó y advirtió que la prohibición “pone en riesgo a los chicos a situaciones peores”, concluyó.