En un primer tiempo a puro gol y emociones, Belgrano se puso arriba de nuevo ante Talleres por el gol de Nicolás Meriano a los 37 minutos, para otra explsión en el Gigante, y seis minutos después de que la T igualara el marcador por Ramón Sosa.
Y lo hizo por una de las vías que más busca el equipo de Guillermo Farré, la pelota parada. Tiro libre desde la iquierda del ataque Celete, cabezazo de Meriano sin saltar y más allá de la altura del juvenil maracador central, para vencer la resistencia de Guido Herrera.
“Se me vino a la cabeza toda mi familia, mi novia Pauli… creo que se laburó bien en defensa más allá de que nos hicieron dos golazos y por eso nos empataron”, confesó el marcador central luego del vibrante encuentro.
Sobre los incidentes del final expresó: “Tenés las revoluciones a mil y nos dijimos algunas cosas. No sé qué… no me acuerdo. Creo que fue un lindo clásico. Esos encontronazos se dan porque la gente te empuja, porque querés ganar”.