Sucedió en la esquina de La Cañada y 9 de Julio, a plena luz del día. Raúl Bazán apenas había tomado su turno de mozo en el bar Urban Bakery, donde trabaja hace seis años. Mientras realizaba sus tareas, observó que un hombre, aparentemente vendedor ambulante, se acercaba a una de las mesas de la vereda y le robaba a un cliente su celular, al que primero tapó disimuladamente con los mismos objetos que ofrecía.
Enseguida, Raúl se acercó al maleante y le exigió que devolviera el teléfono, mientras los clientes que estaban en la mesa observaban atónitos, en función de que no se habían percatado del accionar del delincuente. “¿Qué celular?, gritó el ladrón, agrediendo al mozo. “¡Ese que tenés ahí!”, replicó Bazán, quien se defendió aplicándole un tremendo derechazo, que prácticamente lo noqueó.
Mientras el delincuente se alejaba, arengando a continuar la pelea, Bazán, que en el forcejeo había recuperado el celular, se lo devolvió al cliente e inmediatamente continuó atendiendo en el local. “Ya lo habíamos visto a ese choro; y siempre esperamos que la policía esté cuando se acerca al bar. Pero nada. Generalmente, los policías están en el banco, acá a mitad de cuadra sobre Cañada, pero en esta esquina nunca tenemos vigilancia”, le comentó Bazán a Vía Córdoba.
Consultados otros comerciantes y vecinos acerca de la inseguridad en la zona, coincidieron en que si bien “cada tanto algún móvil de la policía pasa, sería sumamente necesario que exista presencia de efectivos permanentemente” en la esquina de Cañada y 9 de Julio.
