Chamamé, chacarera doble, vidala, cueca, carnavalito, zamba, chaya, gato, milonga sureña, chacarera y huyano, en ese orden conforman la lista de temas de ritmos populares argentinos de Frutal, un nuevo álbum del trío MJC que es el primero en el que todos llevan la firma de estos destacados músicos cordobeses.
Frutal tendrá su presentación en vivo este sábado 24 de noviembre, a las 22, en Cocina de Culturas, con una entrada general de 200 pesos.
Sobre este disco conversamos con estos músicos cuyo registro más conocido es el tango.
-Pablo Jaurena: Está inspirado en ritmos folclóricos. Quizá la milonga sureña es esa especie musical que está como en el límite entre el folclore y el tango; es la conexión entre el campo y la ciudad. El tango toma mucho de la milonga sureña y muchos artistas populares que hacen repertorio bonaerense y más ciudadano, también lo incorporan.
-Como volver a aquellos orígenes.
-J: Troilo tiene algunas milongas lentas, o Pugliese también. Eran tipos a los que les gustaba mucho la música campera. También lo tenés a Yupanqui que te puede hacer Los ejes de mi carreta, ese tipo de milongas están como en el límite. Creo que para un estudioso de la música la milonga sureña es la clave a partir de la cual se entiende el paso del folclore a lo urbano.
-Esa confluencia que se da en la época cuando la ciudad se expande y empiezan a convivir o aparecen estas figuras como los compadritos, los payadores.
-J: Exactamente.
-Mauro Ciavattini: Y estamos preparando un disco de tango con temas propios. Frutal es nuestro tercer disco de estudio, y el primero en temas propios, tiene un rebote, un espejo, que esperamos sea el año que viene, de tangos.
-Jorge Martínez: Nuestro primer disco es de 2007.
-¡2007!
-M: Sí, ya llevamos 13 años. En ese disco habíamos mezclado con temas nuestros.
-¿Pararon por un tiempo?
-J: No. Hemos tenido años de más o menos trabajo. Pero nuestro laburo es ininterrumpido. Ahora, con este disco estamos volviendo a la producción independiente, para las presentaciones. Acabamos de hacer una gira de tres semanas por China y el año pasado nos fuimos un mes a Europa. Estamos tratando de encauzar ese tipo de trabajo, ese abanico de oportunidades que se abren para el grupo. Este disco se empezó a grabar en diciembre del año pasado y este año estuvimos muy abocados a poner toda nuestra energía y tiempo al disco. Nos reconfortó bastante el hecho de poder crear, de generar cosas nuevas desde lo creativo. Cuando estas laburando mucho, viajando, tocando, tenés muy poco tiempo para escribir, para componer, para generar cosas nuevas. Preparar un disco implica estar unos meses en capilla, concentrado un poco más.
-Sobre todo para componer: no hay espacio ni tiempo si estás viajando.
-J: Tal cual. A veces en un viaje te puede salir una idea, agarrás el celular y grabás una melodía. Pero no hay nada como tener una tranquilidad, una mañana completa para sentarte tranquilo a ver una idea, hacer un arreglo, ensayar con tiempo.
-C: Nosotros somos mucho de escribir la música. Las partituras para piano, para bandoneón, para los vientos… y todo esto lleva muchísimo tiempo. Hay que parar la pelota.
-Cuando hay una idea ¿cómo la trabajan?
-C: Se traen las partituras de cada instrumento. Con muchas dudas, pero se traen. En el transcurrir de los años, me parece a Pablo y Jorge tienen un lápiz hermoso y muy contundente, hemos encontrado una música que no necesitaba ni cambiar una nota. Yo siempre fui más caótico, llevo una melodía y el cifrado… poca información y en el ensayo jugamos a terminar de montar el tema, a generar texturas. Al trabajo más rico que creo que muchas veces es desarreglar el tema. Tiene que ver con ponerle otras miradas, menos cabeza y más tocar.
-No tan académico ni tan teórico.
-C: Claro, que tiene herramientas que te ayudan muchísimo para organizarte, lo académico. Los tres nos hemos formado en la Universidad Nacional de Córdoba, siempre agradecidos por todo lo que nos ha brindado. Pero todo eso que la partitura no tiene, por suerte, es el misterio, todo lo que no se escribe y que se escucha tocándolo, dándolo vuelta.
-Vamos a la gira. Imagino que es un público muy distinto al que se puede encontrar de este lado del Mundo.
-J: Es un país que queda opuestamente en el Globo, son culturas diametralmente opuestas. Por suerte, lo que justamente emociona, aunque a veces es un poco trillada esta frase, es que la música instrumental al no tener palabras es un lenguaje universal. Es una instancia de comunicación que te sorprende porque salir a un escenario, ver un teatro lleno la primera vez en un país como China donde no nos conoce nadie y ver la gente con expectativa por escucharte y vos que venís de acá. Automáticamente se me vienen a la cabeza las imágenes de los comienzos del grupo, uno a veces a trabaja en casa y de repente te ves en un escenario en China con 1.500 personas aplaudiéndote y conectándose con tu música. Es muy emocionante para mí, muy impactante el poder de comunicación que genera la música, literalmente derribas barreras culturales, de idiomas, de lógicas.
-¿El público es más tranquilo? ¡Porque acá somos unos locos!
-J: Es más tranquilo, sí. No es tan caliente como el público latinoamericano o argentino.
-C: Pero en Shangai la gente estaba parada.
-M: Sí, Shangai es una ciudad un poco más mezclada culturalmente. Menos China, entre comillas. Son un poco más cerrados, pero el cariño te lo demuestran a la salida, terminás el concierto y automáticamente la gente hace fila para comprarte el disco y para que se lo firmes o te saques una foto.