Había que ganar y Talleres lo ganó. No le sobró nada, no brilló como en otras tardes pero le alcanzó para subirse al segundo puesto de la Superliga. Fue 1-0 ante Banfield con gol de Lucas Olaza, de penal.
Los 30 mil hinchas albiazules que se llegaron hasta el Kempes se fueron festejando y siguen disfrutando del buen momento del equipo.
Fue un primer tiempo raro. Desde el inicio, Talleres mostró intenciones de dom inio.
Pero también, en el control del juego, esperó para ver qué planteo le iba a hacer el equipo alternativo que trajo Banfield a Córdoba.
La fórmula de salida desde atrás con la seguridad de Gandolfi y Quintana y los eternos piques en proyección de los laterales Godoy y Olaza iniciaban cada avance albiazul.
Guiñazú distribuía cada pelota intentando siempre buscar el desnivel por Rojas y Ortiz, los extremos locales que siempre buscaron a Silva, el debutante en la delantera de los de barrio Jardín.
Los visitantes intentaron quitarle ese ritmo y cortar circuitos de juego y por momentos lo lograron.
Inclusive generaron algunas pelotas paradas que incomodaron un poco a los dirigidos por Kudelka.
Sin tener muchas jugadas netas de peligto, Talleres presionó un poco y, a los 23 llegó el penal.
Una clara mano en el área de Banfield que vio todo el estadio y que el árbitro Darío Herrera no dudó en cobrar. Y Lucas Olaza la picó para la explosión de alegría en el Kempes.
El 1-0 parcial hizo adelantar a Banfield que tuvo el empate a los 32 mediante Lucero que alcanzó a puntear una pelota en profundidad y que Herrera sacó al córner.
Pero el visitante generó eso y nada más. Hasta el cierre de la etapa, la victoria parcial de la T no corrió peligro.
Inclusive, en una contra de Banfield, el pelado Silva recibió sus primeros aplausos al correr más de 60 metros y recuperar la pelota para su equipo.
Y Leo Godoy, a los 40, tuvo el segundo pero definió mal, de zurda, al cuerpo del arquero del Taladro.
Y así se cerró el primer tiempo con el equipo albiazul ganando bien, como se esperaba, a un Banfield muleto.
En el segundo tiempo, no pasó mucho. Los chicos de Banfield nunca inquietaron a un Talleres que, a medida que pasaron los minutos, se iban conformando con el empate.
Los locales controlaron a los rivales y con eso les bastó para cerrar un triunfo sin mucho brillo pero que le alcanza para quedar como escolta de Boca.
Y el sueño de seguir creciendo en la Superliga tiene sus razones de ser a medida que se van consiguiendo resultados.
A pesar de que no fue de las mejores actuaciones de la T, los hinchas siguen en ese limbo de alegría en la que viven desde que ascendieron a Primera.
¿Y por qué no soñar en grande?