Franco, sin respuestas en Instituto

El técnico se fue sin hablar tras la derrota en Jujuy. El equipo no aparece, no tiene el protagonismo de su ADN y la situación con el promedio enciende alarmas. El viernes con Los Andes, obligado a ganar.

En su laberinto, el DT no logra imponer su estilo en el equipo y los resultados no se dan.
En su laberinto, el DT no logra imponer su estilo en el equipo y los resultados no se dan.

Atras en el tiempo quedó aquel triunfo sobre Deportivo Morón, en el auspicioso debut de Darío Franco. El DT, cuyo regreso tanto se hizo esperar en Alta Córdoba, por fin volvía a la Gloria y lo hacía con el primer triunfo como visitante en el actual torneo de la B Nacional.

Quedó atrás en el tiempo, porque aquel arranque triunfal no se sostuvo y hoy por hoy Instituto deambula por el torneo sin lograr ser un protagonista por el ascenso, su objetivo dorado, y con una situación inquietante respecto a los promedios.

Es que la campaña sigue siendo deslucida y no mejoró con Franco, quien apenas obtuvo el 38 por ciento de los puntos, producto de dos victorias, dos empates y tres derrotas.

Por eso está fuera de la zona del reducido por el ascenso, y a nueve puntos del Atlético Rafaela (la buena noticia para la Gloria es que la Crema perdió 3-2 frente a Brown de Adrogué), que comparte la cima con Villa Dálmine.

Pero la mirada Albirroja ahora se posa en la tabla de abajo, porque Sarmiento ganó y lo superó en los puntajes. Mandó a Independiente Rivadavia al pelotón de los que desciende y ahora la Gloria tiene solamente a All Boys por debajo, antes de equipos los que están en la zona roja.

Darío Franco se fue sin palabras tras la derrota con Gimnasia de Jujuy el viernes por la noche. Una caída dolorosa frente a un rival al que no le sobra nada, y sobre todo porque Instituto produjo poco y nada. Apenas un disparo de Javier Mendoza conjurado por el arquero local, en los 90 minutos.

El equipo no se acomoda ni antes ni durante los partidos. Franco ensayó toda la semana previa, cambiando nombres y esquemas. En la última práctica la interrumpió una veintena de veces para dar indicaciones. Y terminó ubicando a Mateo Klimowicz como nueve, cuando ya había defeccionado en esa posición ante Villa Dálmine.

Atrás en el tiempo, como aquel triunfo con Morón, quedó el 4-3-3 que planta Franco como bandera. No logra imponer su ADN en el equipo y va mutando sus dibujos tácticos, con apenas tres goles a favor desde que asumió. Y recibió siete. Todavía no ganó en lo que va del 2018 (ni en los amistosos de pretemporada), y sólo registra una victoria de visitante.

Todo Alta Córdoba espera más de Franco, más de Instituto. Porque es el año del Centenario. Es el sueño colectivo. Y no hay cabida para la pesadilla de pensar en el descenso. El viernes frente a Los Andes, el equipo de Franco saldrá a la cancha con esas urgencias.