15.500 pesos. Esa pequeña fortuna secuestró el Servicio Penitenciario de una celda en la cárcel de Bouwer. Es el habitáculo que ocupa Pedro Antonio Ibazeta, detenido por ser presunto integrante de la banda de Héctor Argentino Gallardo, una supuesta organización narco con base en la localidad de Frontera, pero que distribuía cocaína y marihuana en distintas provincias. La requisa en la que se detectó el dinero fue en el marco del hallazgo de un revólver escondido dentro de la cárcel.
Ibazeta tiene un largo y triste historial criminal, que incluye la muerte a golpes de una niña de 2 años que estaba a su cuidado. Es, además, un reconocido "escapista" de la Justicia: casi la mitad de su vida adulta la pasó como prófugo. Ahora está preso mientras el Tribunal Oral Federal 1, integrado por Jaime Díaz Gravier, Julián Falcucci y José Fabián Asís, lo juzga junto a Gallardo y otras dos personas. Incluso, en esta causa, logró evadir a los policías durante seis meses.
Tres décadas atrás. Joselín Rosana Rivera tenía 2 años y 5 meses en 1986. Su mamá tenía sólo 18 años, era soltera y había dejado su pueblo, Plottier (Neuquén), para mudarse a Cippoletti (Río Negro), donde trabajaba "cama adentro". La niña había quedado a cuidado de Angélica Alarcón, la pareja de Ibazeta. La noche del 6 de septiembre de ese año, la niña lloraba e Ibazeta le pegó una trompada en el estómogo que le reventó el hígado, provocándole la muerte. Era la víspera de su cumpleaños 28, así que Ibazeta regresó a acostarse.
Cuando la mujer despertó a Ibazeta para decirle que la niña estaba fría, él tomó el cadáver, cavó un pozo cerca de un canal y lo sepultó allí. Fue detenido cuatro días después, confesó la autoría del crimen y quedó alojado en la comisaría del pueblo, acusado del homicidio simple de la niña.
El 7 de diciembre de ese año, hace 31 años, escapó y su rastro se perdió hasta el 11 de julio de 1998, cuando cometió un robo en Córdoba. Se había radicado y formado una familia en Cura Brochero, donde a veces trabajaba como vendedor ambulante. El 30 de diciembre de 1999, la Justicia de Córdoba lo condenó a seis meses de prisión en suspenso, y lo envío a Neuquén.
A mediados de 2000, la Justicia de Neuquén, que lo buscaba por el homicidio simple de Joselín, lo favoreció con un cambio de carátula: el crimen fue catalogado como homicidio preterintencional (sin intención de matar), por lo que la pena máximo que le correspondía eran seis años de prisión. Al considerar que la causa estaba prescripta, Ibazeta fue liberado de cualquier responsabilidad penal y regresó a Traslasierras.
En noviembre de ese año, el fallo fue apelado y se ordenó un nuevo juicio contra el confeso asesino. Su nombre volvería a aparecer entre los prófugos buscados: una comisión lo encontró en el año 2002 en Guaymallén (Mendoza), donde había pedido un certificado de buena conducta para empezar a trabajar en una agencia de seguridad. En una nueva instancia, la Justicia neuquina convalidó la prescripción del delito.
Durante más de un década, Ibazeta salió del radar de la Justicia, hasta que comenzó a ser investigado por el Juzgado Federal N°1 de Córdoba, como presunto distribuidor de la banda narco que comandaría “el Patrón” Gallardo.
Actualmente, Ibazeta está procesado por el delito de presunto coautor de tenencia de estupefacientes para su comercialización, según la acusación. En diciembre de 2013, el domicilio que compartía con Aurora Peña, su última pareja, fue allanado por Gendarmería. Allí se encontraron nueve paquetes con 6,6 kilos de cocaína. Él fue detenido seis meses después, en junio de 2014, y trasladado a Bouwer, donde le encontraron la pequeña fortuna de 15.500 pesos.
El Servicio Penitenciario provincial notificó el hallazgo del dinero a la Justicia Federal, que lo tiene a Ibazeta preso. El portal En Redacción informó del secuestro del dinero.