Por Matías Candoli.
Había que estar temprano. Las madres de Belgrano sabían que era su día pero lo entendían. Ellas mismas se arreglaron rápido para tratar de estar en Alberdi para vivir la fiesta apenas se abran las puertas. El Gigante recibía un clásico oficial después de 38 años y el día estaba especial para ir a la cancha. El sol le daba al celeste del cielo un hermoso color y los hinchas piratas querían aprovecharlo.
Con un tiempo para cada uno, donde el Pirata fue un poco mejor en la primera mitad y con Talleres con las opciones más claras en el segundo tiempo, el clásico terminó más que en paz. Un 0-0 que no dejó conformes a nadie por Alberdi que querían ver ganar a su equipo contra el clásico rival.
Dos horas antes del inicio del partido, las tribunas se empezaron a colmar. A las 16.05, el Julio César Villagra lució más Gigante que nunca. La hinchada saludó al equipo con un espectáculo de papeles, mucho humo celeste y algunos fuegos artificiales. Pero, en la previa, había sensación de que al partido contra Talleres había que ganarlo sí o sí. Y así se lo hicieron saber a sus jugadores.
Desde que salió a la cancha, el equipo celeste pareció apretó los dientes. Arengas, abrazos de aliento entre los jugadores y mucha concentración. Apenas sonó el silbato de inicio, los locales salieron a jugar cada pelota con todo. Primero, cortando los circuitos de juego desde Guiñazú y Ramírez pasando por Reynoso para que los rapiditos de arriba no gravitaran. A pesar de ese buen trabajo para impedir que el rival juegue, sufrió un poco cuando Godoy se tiraba al ataque generando una jugada en la que Benítez parecía que lo tocaba dentro del área de Belgrano o cuando Reynoso pudo meter alguna pelota como la que le dio a Rojas que el ecuatoriano tiró por encima del travesaño de Acosta.
Pero fue un rato y el Pirata volvió a dominar desde la presión en el medio. Luego, el Celeste empezó a presionar un poco más arriba y a tratar de buscar el desborde de Sequeira y de Barbieri. Por derecha, el santiagueño estuvo bien secundado por Luna. De sus pies salió la jugada más clara para el Celeste que dejó solo a Brunetta en un centro atrás que el ex Arsenal tiró afuera.
El cierre del primer tiempo se dio con los equipos alternando el dominio para ajustar algunos detalles en el descanso.
En la segunda mitad, fue Talleres el que lució mejor. Belgrano sintió el cansancio y la T, que ajustó mejor su juego tuvo tres ocasiones claras para convertir. A los cinco, Acosta volvió a ser héroe cuando encontró una pelota que pateó Komar casi abajo del arco. Luego, algunas individualidades de Lértora y Lema levantaron un poco al público celeste que veía cómo su equipo se quedaba sin piernas.
A los 30, Leo Godoy, marcador de punta de Talleres desbordó, quiso habilitar a Rojas que se relamía para el gol y Luna, en un esfuerzo tremendo, le sacó el gol del buche. Y, a los 35, el travesaño de Acosta se movió luego del zapatazo de Ortiz, que ingresó en el ST. Así, la T contaba (y desperdiciaba) las mejores ocasiones del partido.
Lo del Celeste fue tratar de sacar fuerzas e intentar jugar lejos de su campo. A veces lo conseguía y, cuando podía recuperar la pelota, no lograba generar nada que ilusione a los 30 mil hinchas piratas que coparon el Gigante para ver ganar a Belgrano y se tuvieron que conformar con un cero a cero con gusto a poco en una semana agitada.