Fútbol: el difícil laburo de ser juez de línea

Marcelo Luna es juez de línea de fútbol desde hace 16 años. Le contó a Día a Día cómo es decidir una posición adelantada con 30 tipos soplándole la nuca a menos de un metro.

Fútbol: el difícil laburo de ser juez de línea
Laburos difíciles

Por Fabricio Esperanza.

"Ey, sabés con quién te pasa tu mujer cuando estás en la cancha?". "¡Ciego, no ves un elefante al frente tuyo!". "Pará un poco con levantar esa banderita". Esas son sólo algunas de las frases (las reproducibles, por supuesto) que tienen que escuchar los jueces de línea de fútbol cada vez que suena el silbato del árbitro principal y comienza a rodar la pelota.

En un entorno social y deportivo donde la exasperación es cada vez más palpable, los asistentes tienen que lidiar con la responsabilidad de tomar decisiones como una posición adelantada en una fracción de segundo, con varios tipos ubicados a un par de metros de distancia gritándoles de todo, y separados únicamente por un alambrado.

Marcelo Luna tiene 43 años y se desempeña en ese laburo desde hace 16, dirigiendo en partidos de la Liga Cordobesa y ligas del interior, y también con experiencias en categorías superiores. De dificultades, miedos, alegrías, anécdotas, insultos graciosos y otros no tanto, habló con Día a Día, atento a que el cronista no se ponga en orsai.

–¿Siempre quisiste ser juez de línea?

–En realidad yo quería hacer la carrera de DT, pero en esa época te pedían tener más de 30 años y yo andaba por los 23. Así que me metí en el curso provincial de árbitro y asistente, que dura dos años, y para llegar a niveles nacionales tenés que ir ganando experiencia, pasando de categorías y hay que hacer otro cursado de dos años. Mi primer partido oficial fue en la cancha de Defensores Juveniles, en 2002 para la Liga Cordobesa.

–Vamos a lo más importante. ¿Cómo lográs concentrarte con las barbaridades que te dicen?

–Con el tiempo uno se va acostumbrando y aprende a manejarlo, no se siente la presión de afuera. ¿Sabés en dónde se nota esa sensación de estar en una olla a presión? En los partidos de las ligas del interior. Lo que pasa es que ahí va todo el pueblo y es impresionante el fanatismo y la rivalidad que hay con clubes de otras localidades.

Mirá también: Laburos difíciles: vivir al límite en la División Explosivos

–¿Te sentís inseguro? Pregunto porque no es igual la infraestructura en Primera o en la B Nacional que la de otros estadios chicos.

–Mirá, a esta altura ya ni pienso en eso. Es cierto lo que vos decís, siempre existe la posibilidad de que pueda pasar algún hecho de inseguridad. La diferencia de estadios se nota, desde la distancia de la línea con el alambre, pasando por los vestuarios y demás. Es ahí cuando el riesgo pasa por ser el blanco de lo que tiren: escupitajos, botellas, vasos, y líquidos como gaseosa, en el mejor de los casos.

–¿Qué te suelen decir los guasos que se ponen exactamente detrás del alambrado?

–¡Jaja! Yo soy de contextura física delgada, tengo las piernas finitas, entonces estoy abonado con cosas del tipo “flaco canilla e’ tero”, dentro de lo que se puede contar.

–¿Quién es más gracioso a la hora de las cargadas, el hincha de Capital o del interior?

–Vos sabés que a mí me hace reír más lo que dicen los hinchas del interior. Pero creo que tiene que ver con eso que te decía que allá las canchas se llenan, entonces tenés más gente atrás tuyo. Y después está la otra parte, la de la violencia verbal, que se nota muuuucho. La gente se descarga con uno, el juez de línea es el que primero paga los platos rotos. Encima yo soy primer asistente, el que está del lado de los bancos de suplentes, que es donde se más se concentra la gente. Además, la mayoría de las veces la bronca acumulada del hincha es por fallos del árbitro principal, pero como somos nosotros los que estamos más a mano la terminamos ligando de arriba, qué le vas a hacer.

Mirá también: Laburos difíciles: el tatuaje, no sale con jabón

¿Sentiste miedo alguna vez?

–En algunas oportunidades sí, cuando notás que el clima está tenso por demás. Me ha pasado un par de veces tener que defenderme de agresiones físicas, generalmente de parte de los propios jugadores, cuando termina el partido y se te vienen todos en patota. A veces tenés que esperar un rato largo para que se descongestione de gente y salir corriendo para meterte en al auto.

–Con el tema del cobro de la posición adelantada, ¿qué puntaje te ponés?

–Yyyy... un 8, jajaja. Es lo más complicado, pasa todo en una fracción de segundo y son muchos factores: de dónde sale la pelota, la posición del receptor y la de los defensores, y a lo mejor es una diferencia de un metro, pero bueno, esa es nuestra tarea.

–¿Cuál fue el partido que más recordás por la presión?

–Tengo muchos recuerdos de una final entre Sportivo Belgrano de San Francisco con Tiro Federal de Morteros por el Torneo Argentino, en cancha de Tiro. El estadio estaba repleto, se jugaban muchas cosas, el clima era tremendo y había mucho en juego. Ese partido fue tremendo...

Mirá también: Laburos difíciles: 15 años en el mantenimiento del sistema cloacal de la ciudad