Furioso porque le arrebataron un celular, un oficial inspector de la Policía sacó su arma reglamentaria y disparó varias veces contra dos motochoros que escapaban en inmediaciones del Hospital de Urgencias de la ciudad de Córdoba.
El episodio de inseguridad ocurrió ayer por la tarde, en un horario pico donde los autos avanzan "a paso de hombre" y donde abundan los peatones. La reacción del policía estuvo cerca de causar una fatalidad: uno de los proyectiles atravesó una camioneta en la que iba una pareja con su hijo pequeño.
El balazo hizo un hueco en el vehículo, pasó a centímetros de la cabeza del nene y de la madre, y se incrustó en el vidrio delantero.
Hay más: esta familia se presentó momentos después a denunciar que el oficial casi los mata, y los policías no les quisieron tomar la denuncia por eso, sino como ocasionales testigos del robo.
"Llegaron guardias de Infantería, le quitaron el arma y le dijeron qué versión tenía que contar. Lo metieron adentro y no sabemos ni cómo se llama y no lo vimos más, no nos quieren dar los datos. Se cubrieron entre ellos", se lamentó Karen Segura, aun shockeada por lo cerca que estuvo de resultar herida.
"¿Y si mataba a alguien, ¿qué pasaba?", se preguntó en diálogo con ElDoce.tv.
El policía, Nicolás Ríos, quedó preso por "abuso de armas" por orden del fiscal Guillermo González. "Afortunadamente los disparos no impactaron en nadie. El policía actuó en forma temeraria y puso en peligro a los presentes", explicó el fiscal en Radio Universidad.
Llamó la atención que se trata de un policía con varios años en la Fuerza, por lo que se supone que debe estar preparado para evitar este tipo de reacciones violentas y, en todo caso, pedir colaboración a otros móviles para atrapar a los asaltantes.
A los balazos en la calle. Ayer por la tarde, a Ríos le arrebaron el celular en calle Salta al 400, en la zona del Hospital de Urgencias.
Cuando los asaltantes escapaban -según testigos, no tenían armas- el hombre sacó su arma reglamentaria y gatilló varias veces entre la gente.
"Sentimos un impacto fuerte en la camioneta. Pensamos que eran piedras que estaban tirando desde algún edificio", relató Karen.
La pareja no entendía qué pasaba, hasta que el propio policía, que estaba de civil, se acercó y les preguntó si estaban bien. Ahí se dieron cuenta de que había un proyectil incrustado en el parabrisas, y que la misma gente les decía que ese hombre de civil "era el del arma, el que había disparado".
"Encima luego se cubrieron entre ellos. Tanto a nosotros como a otros testigos no nos quisieron tomar la denuncia contra el policía. Nos decían que únicamente nos podían tomar como testigos del asalto", indicó Marcos Cardozo, el conductor de la camioneta.
"Mi hijo se salvó de milagro porque iba agachado jugando con el celular", agregó.