Los nueve días más eternos en la historia del transporte urbano de los últimos 15 años entraron a su fin con el cese del paro de los choferes.
Este miércoles será la primera jornada de prestaciones con el servicio normal, según el compromiso que este martes asumieron las empresas y la Municipalidad de Córdoba, después de la primera asamblea realizada el viernes 2.
Para esto, se elaboró para este miércoles un plan de trabajo con el diagrama de las salidas de todas las líneas, el levantamiento del plan de contingencia y el término del pasaje gratuito.
Delegados aseguraron que acatarán la conciliación obligatoria interpuesta por el Ministerio de Trabajo de la Provincia, aunque aclararon que irán por la reincorporación de los casi 100 despedidos. La primera audiencia fue solicitada por las transportistas para la semana próxima.
“Cuatro días sin dormir, pero con alegría podemos anunciar que van a volver desde el primer servicio del 14 los servicios regulares. Abandonada la emergencia, los usuarios van a que tener cancelar los viajes con tarjetas”, precisó el subsecretario de Tránsito, Pablo Farías, quien garantizó la prestación, tras el cese del paro.
El quiebre. La medida de fuerza de los colectiveros comenzó a quebrarse a media mañana, cuando prácticamente la mitad de los coches –la flota cuenta con unos 850 colectivos– ya estaban en las calles, y las empresas anunciaban el paso a paso de la salida de más líneas y la llegada de choferes de manera espontánea para trabajar.
Ya el lunes con el plan de contingencia, y 160 coches que salieron a trabajar con conductores y contratados, había comenzado a quebrar el paro. Pero este martes a la mañana, los delegados quedaron cada vez más debilitados, sobre todo por el fracaso de la cuarta negociación, la que fue aprobada y ratifica en la medianoche del lunes por los trabajadores, pero sólo sirvió para un nuevo papelón.
Ni bien decidieron levantar el paro, el intendente Ramón Mestre y las empresas hacían saber en la madrugada de del martes por los medios que no habían sido participados de ningún acuerdo y los despidos y descuentos de horas seguían firmes.
El temor a perder el trabajo fue el elemento clave que terminó por romper y darle fin a la protesta. Los delegados más duros, como Luis Marin, Sonia Beas y Erika Oliva, resistieron con el grupo de choferes que permanecía frente a la sede la Unión Tranviarios Automotor (UTA).
Fue ahí donde se vivieron escenas de tensión, de llantos de conductoras y choferes que pedían ser incorporados, mientras Mestre ratificaba sus dichos. Este escenario aceleró la decisión de muchos choferes de terminar la medida, desoír a los delegados.
“No vamos a compartir que se restituya a aquellos que fueron despedidos con justa causa, y respecto de las horas no trabajadas, el que no trabaja, no cobra”, dijo Mestre pasado el mediodía, cuando los delegados debatían en la puerta de la UTA y aceptaban darle fin a la protesta.
“Desde este mismo momento se levanta el paro. Y vamos a esperar a reunirnos todos porque lo principal son los despedidos”, confirmó César Pereyra, uno de los delegados de Coniferal. Y Beas, una de las más duras del conflicto, también anunció: “Si no se respeta el acta, vamos a venir nuevamente”.