La cuarentena y la pandemia han sido un gran desafío para los artesanos y emprendedores del país. Es que los principales epicentros de comercialización de este tipo de productos, que son las ferias se vieron cerrados y actualmente quienes trabajan compartiendo su arte no tienen espacios físicos para exponer sus trabajos. Este fue el caso de "Millma" una marca de creaciones de hilados de llama y oveja y bordados de prendas finas y únicas de Catamarca.
Tania de la Torre es su propietaria. La mujer de 35 años, actualmente vive en la localidad de San José, perteneciente al departamento Santa María. "Comencé bordado desde los 14 años. Mi abuela hacía muchísimas manualidades y desde muy chiquita nos enseñó. Fuí mamá muy joven, a los 15 años y estudiaba en el colegio y aprendía con mi abuela y luego me perfeccione en la escuela de manualidades",contó Tania a Vía Catamarca.
"Este trabajo no empezó por herencia sino por necesidad, porque yo amaba bordar. En ese momento yo vivía en Salta y recuerdo que dieron un crédito del gobierno que era de $500 para que las mujeres empiecen con su emprendimiento. Recuerdo que compré un par de telas en una tienda y empecé a hacer caminos de mesa, chalinas, almohadones y empecé a vender en los negocios. Luego con los años empecé a investigar y a perfeccionarme hasta que con el paso de los años empecé a trabajar con todo lo que es lana de oveja", recuerda.
Millma es sin duda un emprendimiento en el cual toda la familia forma parte. Tania comentó que lo realiza junto a su esposo, Alejandro Barrozo y es la fuente de trabajo de la familia. "Trabajo junto a mí esposo. Nosotros la hilamos a mano la lana, la teñimos a fuego, la lavamos a mano, pasamos al telar y después de todo ese proceso viene la prenda. También trabajo con prendas industrializadas que se aplican el bordado. Vivimos de esto, todo lo que tenemos y lo que hemos podido progresar y criar a nuestros tres hijos ha sido gracias al bordado y a la artesanía", relata.
Nos explicó que el tipo de bordado que realizan se conoce cotidianamente como bordado criollo pero en realidad se denomina bordado punto Matiz, que es una técnica bastante antigua y que tiene muchísimos puntos y formas como variantes para aplicar.
El trabajo es minucioso y los detalles son una marca registrada de Tania."El trabajo es 100% a mano alzada, sin moldes, las prendas son exactamente iguales de atrás como de adelante", dice.
Con relación a la metodología de venta explicó que, "No tenemos local, lo que hacemos es producir y salir a las ferias, participamos en ferias de todo el país y ahí es en donde conseguimos clientes con los que trabajamos todo el año y les mandamos mercadería".
En su mayoría, la pandemia de coronavirus ha afectado mucho al rubro artesanal y de los trabajadores independientes, sin embargo la experiencia de Millma en este difícil momento que se atraviesa a sido diferente. "Creo que debemos ser un caso atípico de nuestros compañeros artesanos. Sabemos que todo esté tiempo ha sido desastroso para los artesanos pero nosotros tuvimos la visión de crear por culpa de la cuarentena, Facebook e Instagram de nuestra marca que se llama Millma, hacer sesiones de fotos y promocionar las cosas y es impresionante lo que ha incrementado nuestras ventas incluso más que antes de la cuarentena. Gracias al internet, a los envíos, los depósitos".
"Nos tuvimos que aliar a la tecnología y estamos trabajando un 200% más gracias a los recursos que te dan el internet", cerró.
