Para la puesta en marcha del nuevo dólar soja, el Gobierno observó con atención que durante la campaña anterior de soja, la producción total alcanzó los 43,3 millones de toneladas, de las cuales quedarían por vender por parte de los productores unas 11,4 millones de toneladas, que a precios al día de hoy se calcularía un ingreso en torno a los USD 6.000 millones.
Hasta el momento, tanto la comercialización de la última cosecha de soja y maíz atraviesa un momento de ralentización de la misma, como consecuencia de la incertidumbre que hay en el país en términos económicos y cambiarios, y a todo esto hay que agregar que muchos productores guardan los granos como refugio de valor.
Antes del anuncio de la medida que regirá desde este lunes, sectores de la producción plantearon su rechazo a la misma, y reclamaron un solo tipo de cambio. Los integrantes de la Asociación Argentina de Productores Agropecuarios (AAPA) advirtieron que “con un nuevo dólar soja hay una nueva ola de engaños. Adelantamos que se viene una nueva cacería dentro del zoológico. En septiembre pasado, los exportadores se apropiaron de 38 dólares por tonelada comercializada, de acuerdo con la capacidad de pago y se comercializaron 14 millones de toneladas”.
Para las economías regionales, que también fueron alcanzadas por las medidas de hoy, Massa lanzó días atrás una serie de beneficios para hacer frente a la sequía y, especialmente, a las heladas tardías. Así, presentó una serie de beneficios económicos para los productores de ovinos de la Patagonia.
Una gran parte de las producciones regionales, atraviesan un contexto complejo desde lo climático, pero también por la suba de los costos de producción, como fertilizantes, semillas y granos para la alimentación de los animales. Ante el vigoroso estrés que impuso la sequía, los productores no lograron atenuar la caída en la competitividad que le reportan los precios que reciben y que pone a la mayoría de las actividades en rojo y en zona de crisis.