Teniendo en cuenta que las plantas de un huerto necesitan una cierta y frecuente disponibilidad de agua, al final, el riego manual acaba siendo algo tedioso y más cuando no se puede estar muy pendiente por cuestiones obvias del día a día como el trabajo, labores del hogar o simplemente porque la parcela está en otro lugar al de residencia habitual.
La aspersión queda relegada por la simple razón de evitar mojar las hojas de los cultivos, que en ocasiones, pueden provocar pudriciones indeseadas en determinados y muy habituales cultivos, por ello, es preferible plantearse las dos primeras opciones.
Considerando las recomendaciones anteriores, se parte del hecho de montar un riego por goteo o exudante que, en cualquiera de los dos casos, se necesitan tuberías, sean del tipo que sean y su disposición va a ser igual o muy parecida.
La elección del método dependerá de cada uno. Los dos dan muy buenos resultados con un adecuado mantenimiento, como luego se verá.
Elementos necesarios para la instalación de riego
- Depósito de agua elevado para conseguir presión por gravedad, o bien un grupo de bombeo si se utiliza agua de pozo.
- Llave general (a la salida del depósito).
- Tubería de distribución principal (25 mm habitualmente o 32 mm).
- Piezas reductoras para pasar de la tubería principal a la secundaria o, directamente, de la secundaria a la terciaria.
- Filtro de anillas o de malla. Son los filtros más recomendables y se sitúan después de la llave general o de la abonadora, en caso de que la hubiera. Requiere mantenimiento y limpieza periódica de sus elementos, pero asegura una mayor duración de todo el sistema de riego. Entre las alternativas a elegir también se encontraría el filtro de arena, especialmente indicado si el agua es muy sucia (como la de las balsas de riego).
- Ya no son caros y resultan muy cómodos y prácticos de utilizar.
- Tubería exudante o tubería para goteo*1 y goteros para insertarlos en ella.
- Codos y conexiones en “T” o en “L”.
El bulbo húmedo de un gotero
Cuando un gotero vierte agua en el suelo, se producen fenómenos de circulación de agua a través del suelo, por gravedad y capilaridad principalmente. Este reparto del agua origina un bulbo húmedo, una con agua fácilmente disponible por las raíces de la planta.
La forma y tamaño del bulbo depende mucho del tipo de gotero, del caudal, de las propiedades del suelo y del sistema radicular de cada cultivo. No es nada fácil ajustarlo.
Lo ideal es conseguir un solapamiento de los bulbos húmedos con una distancia correcta entre goteros, de forma que todo el terreno a cultivar tenga agua disponible y no haya zonas con diferencia en el aporte de agua.
Para grandes extensiones merece la pena estudiarlo, ya que el ahorro de agua puede llegar a alcanzar cifras de tres o más dígitos. Para un pequeño huerto familiar no son necesarias tantas consideraciones.
Tipos de goteros en sistemas de riego tecnificado
Con los goteros auto compensantes, que ya vienen establecidos con un caudal fijo (2 L/h o 4 L/h normalmente, habiendo de mayor caudal para árboles) y una distancia entre goteros variable (25-35 cm como valores estándar), se consigue esta uniformidad.
El riego exudante, por otro lado, no crea bulbos modelo porque la emisión del agua se realiza por toda la superficie del tubo, consiguiendo un mojado de la tierra uniforme.
Los dos sistemas son igual de válidos. Uno no se debe inclinar por un sistema o por otro sin haber experimentado el funcionamiento de ambos. Hay muchas situaciones que hacen que la balanza se incline a uno de los lados como por ejemplo la cantidad de cal en el agua.
Esta obstruye los goteros con el paso del tiempo. Aparentemente la exudación es más recomendable, pero esta última técnica con el paso del tiempo también se deteriora y obtura. No existe hoy por hoy un sistema de riego perfecto, y el mantenimiento y recambio de los elementos de riego al cabo de los años es imprescindible.
Por otro lado, para especies cespitosas, parterres e hierbas rastreras, puede ser más interesante utilizar un sistema de riego por aspersión en lugar de riego por goteo o exudación.