El clima pasó a ser el principal condicionante para comprar maquinaria agrícola.

El cierre de año encuentra a los productores y a los contratistas rurales inmersos en la incertidumbre.

El clima pasó a ser el principal condicionante para comprar maquinaria agrícola.
Via Campo
Maquinaria agricola
Maquinaria agricola

El cierre de año encuentra a los productores y a los contratistas rurales inmersos en la incertidumbre.

Mientras la siembra de soja y maíz avanza a medida que la disponibilidad de humedad lo permite, los interrogantes sobre cómo continuará la campaña de granos gruesos es toda una incógnita.

Es por eso que el clima pasó a ser la primera causa de pesimismo y desaliento entre los potenciales compradores de maquinaria, tanto en actividades agrícolas como ganaderas para los próximos 12 meses.

Un escalón más abajo están: el comportamiento de los mercados y precios agrícolas y ganaderos, la incertidumbre política en la Argentina y la inestabilidad macroeconómica global y local.

Este cúmulo de razones, con el clima como primera de ellas, domina la última medición del Ag Barometer, que confecciona cada dos meses la Universidad Austral.

Por primera vez en la historia del indicador, que lleva ya cuatro años midiendo el clima de negocios en el sector agropecuario, las cuestiones climáticas (58% de los encuestados) encabeza las preocupaciones de los productores para los próximos 12 meses, superando en magnitud de importancia a la incertidumbre política (39%) y la inestabilidad económica (27%), que son una constante a la hora de definir los momentos para realizar inversiones.

Incidencia

Es que la falta de lluvias y las altas temperaturas se han convertido en un combo negativo difícil de igualar en los últimos dos meses.

Al cierre de la nueva edición del reporte se estimaba que se había perdido la mitad de la cosecha de trigo 2022/23, mientras que el maíz y la soja enfrentan panoramas complejos con atrasos en las tareas de siembra. “De no producirse precipitaciones en los momentos críticos, podrían conducir a pérdidas importantes en la producción de maíz que oscilarían entre las 6 y 10 millones de toneladas, es decir, el equivalente a unos U$S 3.000 millones menos de exportaciones, con el consiguiente impacto en la oferta de divisas de la Argentina y, fundamentalmente, en los ingresos de los productores agropecuarios”, estiman los especialistas del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral.

Un panorama similar lo refleja también un muestreo del movimiento CREA sobre 1.380 productores de todo el país, que advierte que el problema económico y de generación de divisas también se presentará en los cultivos de verano, los cuales registran retrasos en su implantación en muchas zonas.

El relevamiento registró en la presente campaña una reducción del 30% de la superficie de maíz en fecha de siembra temprana respecto de la planificada, al tiempo que la implantación de soja, si bien crecería en superficie, registra demoras en varias regiones.

Debido a ello y pensando en inversiones importantes, como maquinaria agrícola, compra de tierras, animales, capacidad de almacenamiento, bioenergía, entre otras, el 77% de los productores consultados (un universo de 365) por la encuesta de la Universidad Austral aseguró que es un mal momento para llevarlas a cabo.

El indicador es mayor en nueve puntos porcentuales que el registrado en septiembre, cuando 66% aseguraba que el momento no era el adecuado.

El próximo sondeo se conocerá en enero, con la campaña ya transitando y con un panorama con mayores certezas.