A la hora de detectar incendios forestales uno podría considerar que con el simple hecho de contar con un punto alto que tenga una gran visibilidad del área circundante, es posible monitorear un radio de 15km o 700km2; pero esto no es una solución viable para el caso de la Argentina que cuenta con más 2,8 millones de km2 de los cuales más de 400.000 km2 son destinadas al cultivo agrícola.
¿Y qué alternativas se presentan ante este dilema?
La primera alternativa presente es el uso de la tecnología satelital que se encuentra presente en las misiones de los satélites SAOCOM 1A y SAOCOM 1B con los que cuenta la Argentina.
El único problema que contamos con el uso de este tipo de tecnología es que se tratan de satélites con órbita geoestacionaria, es decir que siguen la rotación de la tierra en sus 24 hs, y que se encuentran a una altura cerca de 36.000 km de distancia de la tierra. Esto quiere decir que su resolución es capaz de detectar la presencia del humo proveniente de los incendios, pero en este punto se encuentra pasando la detección temprana, ya es tarde ya que las llamas son demasiado grandes para poder controlar y apagar el incendio eficaz y efectivamente.
Satélites de orbita baja
Ante esta disyuntiva, se presenta una alternativa que presenta una mayor resolución conocida como los satélites de orbita baja, que orbitan de 200 a 2000 km de la superficie terrestre; como los son los satélites de conectividad de internet que hoy en día esta lanzando el programa Starlink de la empresa SpaceX. La primera desventaja que se encuentra a la hora de analizar estos satélites es que al encontrarse en una orbita mas cercana a la tierra, no pueden ser geoestacionarios, y por lo tanto se necesitan una mayor cantidad de satélites para poder cubrir una misma superficie.
Un satélite para análisis de clima geoestacionario puede llegar a costar cerca de 290 millones de dólares, por lo que es una variable importante a la hora de considerar la necesidad de una mayor cantidad de satélites. Es entonces que se presenta una alternativa conocida como CubeSat; un standard para la creación de microsatélites creado por la California Polytechnic Sate Univerisity, San Luis Obispo y Stanford University´s Space Systems Development Lab en 1999. Estos microsatélites creados para investigación, del tamaño de una licuadora hogareña, presentan una alternativa de costos muy importante, dando la posibilidad de lanzar 4.000 unidades por el mismo precio que un solo satélite de análisis de clima.
Si bien su requerimiento en inversión es menor, este hecho no implica una baja en resolución ya que al encontrarse en una orbita baja implica una mejora de resolución de hasta 4 metros. En este nivel de resolución, no solo se puede detectar el humo, sino que también se puede ver el fuego en sí mismo.
Aspectos técnicos: aplicación y refinación de filtros
El hecho de tener una resolución de estas características, al filtrar las imágenes para detectar únicamente el color del fuego; es muy probable que esta detección tenga falsos-positivos, es decir que detecte este color para objetos que no son llamas.
Sumado a este filtro inicial, uno podría sumar un filtro de frecuencia. El fuego tiene una característica particular de “parpadear”, es decir aumentar y disminuir su intensidad, de aproximadamente 12 veces por segundo.
A medida que los incendios empiezan a crecer, también así lo hace el humo proveniente de ellos, lo cual no permite analizar con claridad la ubicación y el crecimiento de este. Una solución para esto es el uso de filtros de luz infrarroja, que permiten ver a través del humo.
Esta alternativa tiene una menor resolución que el espectro visible, por lo que no nos permite detectar fuentes de fuego pequeñas, que pueden convertirse en precursores de incendios.
Es entonces que surge un ultimo filtro que es vital para la detección y seguimiento de estos fuegos precursores. Los árboles tienen una determinada cantidad de calcio necesario para sus procesos metabólicos, y este elemento tiene la particularidad de emitir luz en diferentes longitudes de onda, más precisamente lo hace con una gran intensidad en el espectro infrarrojo (no visible) de 770 nanómetros.
Con un seguimiento constate y la aplicación correcta de filtros, esta resulta como una herramienta de soporte vital para quienes combaten estos incendios.
Conclusión
Claramente los incendios forestales, tanto los naturales como los artificiales, tienen un impacto ecológico muy importante en la flora y la fauna, como también económica y socialmente. El año pasado pudimos ver el impacto que estos causaron en Córdoba, afectando la vida de tanto las personas como su entorno.
Hoy en día existen las tecnologías que pueden ser un soporte vital para que los servicios pueden accionar efectivamente y mitigar su impacto y evitar las consecuencias de estos.
Se deben empezar a considerar estas posibles erogaciones como inversiones;
- En seguridad para salvaguardar vidas.
- En ecología para salvaguardar la fauna y la flora.
- En economía, ya que dejan disponible una mayor cantidad de superficie para la explotación agrícola.