La agencia reguladora brasileña concluyó que la solución CRISPR, que se reconoce históricamente como un sistema inmunitario adaptativo, no produce plantas OGM. Pero en los últimos años, CRISPR/Cas9 es más famoso como un avance científico destacado en la edición del genoma, que es la base en que se sostiene en todo concepto el modelo utilizado en la relación malezas y su control, por lo cual no produce plantas consideradas OGM (Organismos Genéticamente Modificados), lo que motivó la decisión oficial de la agencia brasileña. La edición de genes CRISPR es una técnica de ingeniería genética en biología molecular mediante la cual se pueden modificar los organismos vivos. Se basa en una versión simplificada del sistema de defensa antiviral bacteriano CRISPR-Cas9.
Las malas hierbas siempre han sido una preocupación primordial para la agricultura. Aunque los agricultores de todo el mundo gastan anualmente más de 23 000 millones de dólares en herbicidas para controlarlas, las nuevas malas hierbas resistentes se están propagando más rápido que nunca. El problema se debe en parte al uso repetido de un número limitado de herbicidas.
Hay más de 300 herbicidas registrados. Algunos de los más verdes controlan las malas hierbas, pero también dañan los cultivos. Con esta tecnología, los agricultores podrían comenzar a usar una paleta más diversificada de herbicidas que son más seguros para el medio ambiente, retrasando la resistencia de las malezas.
Utilizando ensayos de evolución de proteínas de alto rendimiento en microorganismos, se puede imitar en el laboratorio en semanas lo que se necesitarían cientos de acres y años de pruebas de campo para lograr. Con esta plataforma miniaturizada de última generación, se pueden descubrir y clasificar miles de variaciones genéticas de plantas según el nivel de tolerancia a los herbicidas que brindan.
Para introducir estos rasgos en los cultivos, se utiliza una tecnología patentada de edición de genes basada en CRISPR que no genera plantas transgénicas.
En 2021 como novedad, Aphis y CTNBio, las agencias reguladoras de EE. UU. y Brasil, concluyeron que los productos desarrollados no se considerarían OGM. La CONABIA, agencia equivalente de Argentina proporcionó el mismo respaldo anteriormente. En 2015, nuestro país fue el primero en adoptar una regulación específica para cultivos con genoma editado.
Uno de los elementos clave es implementar las estrategias en el diseño experimental previo a la edición y la evaluación posterior a la edición para asegurarse que no quede ADN exógeno no deseado en el producto final. Todo esto significa que se podrán reducir los costos de insumos para los agricultores siendo necesario para ello construir una central eléctrica de edición de genes para optimizar las variedades comerciales de cualquier empresa en 15 meses con los rasgos de control de malezas necesarios detectados.
CRISPR es una poderosa herramienta para editar genomas, lo que significa que permite a los investigadores alterar fácilmente las secuencias de ADN y modificar la función de los genes Tiene muchas aplicaciones potenciales, incluida la corrección de defectos genéticos, el tratamiento y la prevención de la propagación de enfermedades y la mejora del crecimiento y la resiliencia de los cultivos.