Frente a la ganadería o forestación pura, los ecobosques ganaderos brindan un montón de beneficios al combinar las actividades. Esto tiene que ver con tener ingresos permanentes de ganadería mientras crecen los árboles, que no sufren prácticamente riesgos climáticos.
Un árbol tolera muy bien un período de sequía y de anegamiento por lluvias. En el caso de los animales uno contempla 10 ciclos productivos, entonces por más que un año haya poco pasto, puede lograr una producción media de 200-250 kilos de carne por hectárea al año.
Esta alternativa productiva brinda la posibilidad de atacar las dos demandas principales que tienen los consumidores de carne en el mundo: el bienestar animal y las emisiones de gases de efecto invernadero: En Brasil desarrollaron el sello de Carbono Neutro, que permite obtener un precio diferencial de la carne y de la madera por lo cual es muy aplicable en Argentina.
Por ejemplo, si un novillo genera una tonelada y media de carbono por hectárea al año, pero los árboles generan una captura de 40 toneladas por hectárea, entonces el balance es positivo. Por cada hectárea por estación se puede mitigar el efecto de unos 20 animales. Con esto se obtiene una carne más ecológica.
En cuanto a la ganadería, las pasturas elegidas suelen ser forrajeras mega térmicas por la zona de convivencia con la producción de los árboles como lo son la Gramma rhodes en cruces con +melilotus y necesitan ser manejadas con pastoreo regenerativo para sostener una invernada liviana (300 kg) y al mismo tiempo maximizar la captura de C del sistema con la idea de ingresar con terneros (Brangus – Braford por la zona) de 160-180 kg a partir del 2º año de la forestación.