Javier Firpo (jfirpo@larazon.com.ar)
Otra vez Juliette Binoche atraviesa la cuarta pared para tomar al espectador de las solapas y no soltarlo durante un poco más de una hora y media, en "Un bello sol interior", película de Claire Denis, una de las mejores directoras francesas de la actualidad, recordada por "Chocolate", "35 rhums" y "El intruso".
Como sucedió con "Ellas", "Copia certificada", "Viaje a Sils Maria", "Cosmópolis" o "La espera" -por mencionar algunas desde 2010 hasta la actualidad-, Juliette seduce y conquista la cámara, que -por suerte- no la deja tranquila un instante. Lo bien que hace Claire Denis, ya que "Un bello sol...", que se estrena hoy, es por momentos un soliloquio de la actriz, de 53 años, que luce más sensual que cuando irrumpió allá lejos y hace tiempo -¡treinta años!- con "La insoportable levedad del ser". Basta con refrescar esa primera secuencia de cama en la que luce, mágicamente, hiératica y candente a la vez. En carne viva.
Binoche interpreta a Isabelle, una artista divorciada, que busca casi con obsesión rehacer su vida sentimental optando por un camino lleno de espinas. Es que la atractiva Isabelle, muy afortunada, tiene una vida social activa que la lleva a conocer gente, por lo que va teniendo citas con potenciales candidatos... Pero esos encuentros terminan sólo en la cama, cuestión que no satisface a esta mujer que reincide en una serie de deja-vu -valga la redundancia-: un banquero repelente, después un actor algo torturado, luego un ex y más tarde otro artista y ese otro vecino freaky, son algunos de los hombres que pasan por este presente enroscado de una Isabelle que es sólo un pasatiempo para "ellos", lo que mina su temperamento.
https://www.youtube.com/watch?v=ftClH-N4JfA
Basada en una adaptación de "Fragmentos de un discurso amoroso", de Roland Barthes, "Un bello sol..." es un drama liviano, con pasajes de comedia, como esas charlas entre sábanas, en las que predominan tópicos vacuos, frívolos y hasta ridículos, que hacen a la historia todavía más verosímil. Claire Denis se detiene en esos detalles absurdos deliberadamente para acentuar el extravío que sufre la heroína.
Hay una larga escena que resulta un grato premio para el degustador del cine francés... y también, que arrinconada, decide consultar a un psicólogo-vidente-mentalista: fantástica pintura en la que Gerard Depardieu se luce interpretando a este profesional en "mal de amores". Hay cercanía y complicidad entre estos dos popes del cine galo, que parecen haber disfrutado el epílogo de un film, como su título anuncia, ilumina el interior de Isabelle.
¿Fría, poco demostrativa? Nada de eso. Pasan los años, pero el charme, carisma y magnetismo de Juliette Binoche son inextinguibles.
