Franco Sánchez tenía 25 años y volvía la madrugada del sábado de bailar con un amigo con la intención de tomar el colectivo en la parada de Pasco y Salta, en Temperley.
Pero un grupo de entre cinco y seis jóvenes en auto los interceptó en el camino: lo alcanzaron, le pegaron, lo golpearon tres veces con una piedra en la cabeza y le robaron la billetera. El amigo de Franco pudo escapar corriendo.
Después de casi un día de agonía, murió en el hospital Gandulfo por la gravedad de sus heridas. Tenía una hija de 4 años y vivía en Banfield con su papá.