Desde el mes que viene y hasta por cuatro meses consecutivos, los jardines maternales y de infantes de la Ciudad de Buenos Aires recibirán un subsidio para pagar los sueldos de sus empleados docentes y no docentes. Será de $20.000 por cada trabajador.
En la Ciudad, informa La Nación, funcionan 437 jardines privados, que no reciben ningún tipo de ayuda estatal. Además, desde el comienzo de la pandemia, la deserción promedia el 70%, con varios casos por arriba del 90%, ya que las familias dejaron de pagar las cuotas.
Así, las instituciones educativas son incapaces de afrontar el pago de alquileres, servicios, seguros, impuestos y por supuesto, sueldos. Según las cámaras de jardines, ocho tuvieron que cerrar sus puertas, y a nivel nacional y son más de 150 los que dejaron de funcionar.
Ahora, desde agosto, les llega la primera ayuda que el Gobierno de la Ciudad entrega a un sector particular desde que comenzó la pandemia. El Programa de Apoyo Económico a la Primera Infancia (API) incluye a los jardines con salas de 45 días a 3 años, y está destinado al pago de sueldos del equipo directivo, los docentes, auxiliares y el personal no docente que trabaja en relación de dependencia.
- No contar con ningún tipo de aporte gubernamental.
- Haber tenido entre marzo y junio una disminución verificable de su matrícula igual o mayor al 30%.
- No haber sido beneficiarios de la Asistencia de Emergencia al Trabajo y Producción (ATP) por 2 o más meses.
Según la norma, pueden aplicar tanto las instituciones incorporadas a la enseñanza oficial como los "jardines educativo asistenciales" no incorporados a la enseñanza oficial (RIEA), mientras estén registrados en la Dirección General de Educación de Gestión Privada (Dgegp). Calculan que unas 180 instituciones accederán, y que 1900 empleados se beneficiarán con la inversión de 150 millones de pesos.
"Por un lado estamos contentos, porque hay jardines que no pudieron calificar para el ATP y no recibieron nada. Pero no es suficiente. Nosotros habíamos pedido que el beneficio de la Ciudad sea un complemento, porque la baja en matrícula en todas las instituciones fue muy alta, sobre todo en los maternales. No despreciamos el esfuerzo, pero esto no garantiza que lleguemos a marzo del año que viene. Y un jardín que cierra no lo hace por dos o tres meses. Los cierres son definitivos, y significan un costo social, económico y familiar muy grande. Muchos padres también están preocupados, porque en la Ciudad de Buenos Aires hacen falta jardines de infantes; la oferta de gestión estatal es insuficiente", dijo a La Nación Verónica Rufat, dueña del jardín de infantes Dulce de Leche.