La autopsia al cuerpo del diácono Guillermo Luquin, asesinado este domingo en su casa de Temperley, reveló este lunes que presentaba un golpe en la cabeza y cinco lesiones superficiales producidas con un arma blanca, una de ellas en el cuello.
El resultado del peritaje confirmó que Luquin intentó defenderse de su homicida. Es que sufrió un traumatismo de cráneo que pudo generarse por un golpe con un velador que hallaron roto en la habitación y cortes en los brazos y en las manos, signos típicos de defensa cuando una persona es atacada con un arma blanca en la zona del tórax.
"No pareciera ser un ataque premeditado", explicó una fuente judicial al diario Clarín.
El cadáver de Luquin, de 52 años, fue encontrado este domingo al mediodía desnudo y envuelto en sábanas al costado de su cama, donde se halló una gran mancha de sangre a la altura del cabeza y el velador roto.