Las probabilidades de que en los meses de verano continúe el clima seco alcanzan el 70%, producto del fenómeno climático de La Niña, lo cual podría condicionar el desarrollo de los cultivos estivales, que en el caso del maíz se encuentra en pleno período crítico a la espera de precipitaciones.
“Para enero, febrero y marzo se espera lo que es todavía el evento de La Niña con probabilidades que superan el 70%”, dijo a Télam el meteorólogo de la Bolsa de Cereales de Córdoba (Bccba), Jorge Ruiz.
Sin embargo, el especialista destacó que el fenómeno climático podría tener diferentes efectos sobre las distintas regiones productivas del agro argentino.
Así, explicó que “en lo que sería a Córdoba tiende a llover por debajo de lo normal. Pero no es así en todo el país. Por ejemplo, en Santiago del Estero o Entre Ríos tienen incluso precipitaciones por encima de lo normal”.
Ruiz señaló que “lo que esperamos para la gran cantidad de los cultivos estivales en la zona pampeana es que su desarrollo no sea en condiciones optimas y en algunas provincias, como Córdoba, va a estar muy golpeada por el déficit hídrico”, aunque aclaró que espera que la falta de lluvias no sea tan pronunciada como en 2020, donde vastas zonas del centro y el norte del país sufrieron una marcada sequía.
Según Ruiz, la zona núcleo agrícola del país en promedio debería recibir entre 1.000 y 1.100 milímetros anuales pero durante 2020, en promedio, dejó 750 milímetros, entre 15% y 20% menos. Esta merma en la cantidad de agua pegó directo en el trigo, con pérdidas de rendimiento y de lotes, sobre todo en el centro y norte del país.
A la fecha la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) estima una producción de 16,5 millones de toneladas de trigo, tres millones de toneladas por debajo de lo obtenido en el ciclo 2019/20.
A pesar de esto, el meteorólogo prevé que a partir de marzo las lluvias comiencen a regularizarse.
“Vamos a pasar a tener una fase neutra a partir de marzo, lo cual puede ayudar a que tengamos precipitaciones dentro de lo normal o inclusive por encima. Hasta ahora es muy poco probable que arranquemos la siembra fina con condiciones tan severas como las de 2020”, concluyó.
Durante la semana, un informe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) indicó que las lluvias previstas para los meses del verano “serán moderadamente inferiores al promedio de esta época del año, con abundante caída de agua sólo en determinadas zonas productivas y temperaturas por encima de la media”.
“Durante el verano de 2021 el sistema climático se comportará en forma cercana a lo normal, aunque conservando rasgos perturbados”, señaló la entidad.
Según detalló el trabajo, durante enero se esperan lluvias abundantes en la mayor parte del área agrícola, aunque su distribución será irregular.
Para febrero se observará “una marcada concentración de las precipitaciones sobre el norte y el centro oeste del área agrícola, con excesos hídricos”.
Contrariamente, el sudoeste y la mayor parte del sur registrarán precipitaciones moderadas a escasas, “ampliándose las áreas con sequía edáfica”, indicó la BCBA.
Por último, en marzo podrían producirse precipitaciones abundantes en todo el norte y el centro este del área agrícola, mientras que el centro-oeste y todo el sur recibirán registros moderados a escasos, “acentuándose la sequía edáfica”.
Por su parte, el director de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la bolsa rosarina, Cristian Russo, indicó que esperan un año “vulnerable” respecto de lo climático con impacto en los cultivos, y pronosticó que este verano tendrá condiciones similares en cuanto a precipitaciones con la primavera de 2020.
“En este año que comienza la situación es muy vulnerable. Se preveía que las ultimas lluvias, pronosticadas para el miércoles pasado, pusieran una especie de parche muy importante para sostener el nivel de rindes, cuestión que no sucedió. A partir de la próxima semana vamos a estar viendo cómo pegó esta falta de agua”, comentó Russo.
Dichas lluvias, que en principio los modelos climatológicos se presentaban como auspiciosas, sólo depositaron en la región núcleo entre 7 y 15 milímetros, en un momento donde es esencial el agua para el maíz, que está atravesando su período crítico donde definirá rindes.
Esto podría devenir en posibles recortes en la estimación productiva, según Russo, que hoy se ubica en torno de las 48 millones de toneladas.
“Va a haber una baja importante. Si en las próximas dos semanas tenemos un evento muy importante de más de 50 u 80 milímetros, tal vez podamos evitar que caiga la producción, pero está muy complejo el panorama”, sostuvo.
Por último, Russo previó un verano en los mismos términos en los que se dio la primavera, con lluvias por debajo de la media.
“Estamos proyectando que como se produjo la primavera, se va a dar el verano. De todas maneras, se están dando lluvias que moderan el panorama, pero las precipitaciones que no se dieron durante la semana nos dejan mal”, concluyó.
Con información de Télam