De cara a la campaña electoral por las legislativas del 6 de diciembre, Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, encendió las alarmas sobre una futura crisis política, aún mayor, en el país. El martes, en un acto partidista transmitido por la televisión estatal, el bolivariano aseguró que si el chavismo no gana, renunciará.
“Sé que vamos a tener un gran triunfo. Así lo creo y así será. Si ganamos nosotros, vamos pa’lante, pero también tengo que decir, al pueblo se lo digo: dejo mi destino en sus manos. Si vuelve a ganar la oposición, me voy de la presidencia. Si la oposición gana las elecciones, yo no me quedaré más aquí”, manifestó el mandatario.
“Si la oposición gana más votos que nosotros y nos gana las elecciones del domingo, ya asumiremos y tomaremos otro camino”, puntualizó el presidente, y añadió: “Ellos dicen que este domingo será un plebiscito. Entonces he pensado, quiero que me entiendan, soy un guerrero, no me he rendido y nunca lo haré, y por eso le digo a la oposición que acepto el reto”.
En este marco y en medio de las acusaciones a sus oponentes, sobre quienes afirma que quieren convertir la elección en un plebiscito para rechazar o aprobar su mandato, Maduro sumó una nueva amenaza tras los dichos de Cabello, que el domingo pasado indicó: “El que no vota no come. Para el que no vote, no hay comida. El que no vote, no come; se le aplica una cuarentena ahí”.
Cabe recordar que en el año 2015, los adversarios de Nicolás Maduro ganaron el control de la Asamblea Nacional alcanzando la mayoría, que le fue esquiva durante 16 años de gobiernos socialistas de Maduro y Hugo Chávez. Inmediatamente después, el bolivariano se dedicó a socavar al poder legislativo y a despojarlo de sus facultades mediante decisiones de la autoridad electoral y luego del Tribunal Supremo de Justicia, ambas instituciones bajo su control.
El segundo mandato de Maduro, obtenido en una reelección en mayo de 2018, es considerado ilegítimo por unos 60 países. Juan Guaidó, como líder de la Asamblea Nacional, se declaró presidente interino en 2019 en desafío a Maduro, pero fracasó en sus intentos de poner fin al mandato del chavista pese a su impopularidad.
En junio, el Tribunal Supremo de Justicia suspendió las directivas de los partidos opositores Acción Democrática, Voluntad Popular y Primero Justicia y entregó las directivas, activos y los símbolos de esos partidos a disidentes que, a contracorriente de la postura de sus líderes históricos, apoyaron la elección de un nuevo Legislativo.
Los venezolanos están llamados de nuevo a las urnas para renovar su Asamblea, en manos de la oposición desde los comicios del 6 de diciembre de 2015 y entre las acusaciones vertidas por la facción opositora que decidió no concurrir a estos comicios porque considera que se cometerá fraude.
Con información de AP y DPA