Argentina tiene una inflación anual promedio del 36% y la devaluación de su moneda ya es una marca registrada. Sin embargo, pese a eso, se muestra como uno de los mejores escenarios para emprender.
Mauro Quieto, fundador y CEO de Punto Rojo, agencia de Search Engine Optimization (SEO), en una entrevista con revista Apertura, explicó por qué se da esta particularidad. “El ADN argentino, su persistencia, su capacidad de adaptación al medio”, son los primeros conceptos que lanza el empresario.
En primer lugar, habla de una “mayor resiliencia ante el cambio”, más precisamente “de los marcos regulatorios”. “Pueden ser buenos o malos, pero nos generaron una resiliencia mayor a la del resto de los países”, dice.
El cambio de regalas es constante y se sabe. Esa certeza hace que las empresas estén preparadas para afrontarlo. “Eso llevó a que seamos más agiles y rápidos para pivotear según de donde venga el viento, eso en el mundo de los negocios es muy importante porque en la situación actual los negocios cambian con mucha más agilidad que antes y es necesario tener esa resiliencia”, explica.
Luego, habló de “persistencia”: el empeño que los argentinos ponen en su trabajo diario. Quieto se refiere al mayor agilidad que han desarrollado, gracias a que el “marco complejo” así lo pide. Al respecto: asegura: “Yo creo en la persistencia como la herramienta niveladora cuando hay cualquier tipo de desbalance o favoritismo, y nosotros tenemos mucha más persistencia que la mayoría de los países, lo que lleva a que logremos cosas que en otros lugares no”. Y agrega que la capacidad de adaptación al contexto hace que los emprendedores sobrevivan.
En tercer término, menciona “la creatividad de los recursos argentinos”. Quieto asegura que las mejores agencias de publicidad tradicional suelen buscar la creatividad argentina, ya que resulta “más eficiente en comparación al resto de la región”, dada su capacidad de resolución creativa ante problemáticas fuera de la norma. “Los argentinos tienen una capacidad creativa superior”, subraya.
Por último, se refiere al “ADN emprendedor argentino”. “Todos nuestros abuelos llegaron al país sin nada, con la única voluntad de emprender, llegaron a persistir, a trabajar mucho, y yo creo que eso se transmitió de generación en generación”, sostiene.
Sobre este último punto, el empresario dice que lo noto día a día, con su grupo de trabajo, busca “desarrollar microemprendimientos diarios”. “Constan de suscitar algo nuevo dentro del mismo trabajo cotidiano, proponiendo soluciones creativas y desarrollando nuevas opciones, sin conformarse con las normas existentes sino con la sed persistente de “generar algo nuevo”.