Si bien la vacuna rusa Sputnik V contra el coronavirus fue una de las primeras aprobadas en el país y el plan de vacunación avanza en su aplicación, ni la Organización Mundial de la Salud (OMS) ni la autoridad regulatoria de medicamentos europea (EMA) aprobaron todavía su uso.
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En el país, hasta el 4 de julio llegaron casi 11,3 millones de dosis de la vacuna rusa, frente a los casi 9,6 de AstraZeneca y los cerca de 6,8 de Sinopharm.
Según este estudio realizado por la revista científica Nature en el que evalúa las controversias sobre los efectos secundarios de la Sputnik V, que ya fue aprobada en decenas de países, “la evidencia de Rusia y muchos otros países ahora sugiere que es segura y efectiva, pero sigue habiendo dudas sobre la calidad de la vigilancia de posibles efectos secundarios”.
La revista, en definitiva, explica la falta de aprobación de estas entidades en las desprolijidades e inconsistencias en la presentación de los datos.
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Algunas de estas preocupaciones se disiparon después de la publicación en febrero de este año en la revista Lancet sobre los resultados de los ensayos de vacunas de fase 3, señalando que la Sputnik V es 91,6% eficaz en la prevención de la infección sintomática por coronavirus. Poco después, en abril de 2021, el Centro Gamaleya dio a conocer nuevos datos, basados en los 3,8 millones de rusos ya vacunados, según los cuales la efectividad de la vacuna tras la aplicación de dos dosis es del 97,6%.
El artículo también aclara que la Sputnik V, a diferencia de las vacunas de AstraZeneca y Johnson & Johnson, contiene no uno, sino dos adenovirus, lo que aumenta sus características de protección. Además, después de la inmunización con Sputnik V, no se registraron casos de trombosis, lo que no puede decirse de las otras dos vacunas.
“La OMS solicitó más datos al Instituto Gamaleya y están en curso las inspecciones de la agencia de las instalaciones de ensayos clínicos y de fabricación de vacunas de Rusia”, explica Nature. Y aclara que si bien “hasta ahora se inspeccionaron nueve sitios, la OMS señaló preocupaciones sobre una de las plantas de fabricación”.