El presidente Alberto Fernández y el ministro de Educación, Nicolás Trotta, se reunieron este miércoles en medio de la escalada de tensión y la judicialización de la disputa con el gobierno porteño por la suspensión de las clases presenciales en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), como consecuencia del impacto de la segunda ola del coronavirus en dicha región.
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Fuentes del Gobierno informaron a Vía País que el presidente Alberto Fernández recibió al ministro Trotta en la Quinta de Olivos, y escuchó sus propuestas para encarar una administración de la presencialidad en las aulas de todo el país ante el preocupante escenario por el rebrote de los casos de COVID-19.
Durante el encuentro, Fernández y Trotta analizaron “la situación de la presencialidad cuidada en todo el territorio argentino”. Por lo pronto, el cierre de las aulas se dispuso para el AMBA, aunque el gobierno porteño no acató la medida y recurrió a la Corte Suprema de Justicia, pero no se descarta que la medida pueda ser extendida al resto de las zonas más golpeadas por la pandemia.
“Evaluaron la realidad de las clases presenciales en cada provincia y abordaron la situación metropolitana ante el incumplimiento del fallo de la Justicia Federal por parte de la Ciudad de Buenos Aires”, indicaron voceros de la cartera educativa a Vía País.
También remarcaron que Trotta “expuso las alternativas” que diseñaron sus equipos de trabajo, “para desplegar una agenda de presencialidad administrada que permita reducir la circulación en aquellas zonas que presenten mayor riesgo epidemiológico debido al crecimiento exponencial de casos”.
Reaparición y gesto de respaldo
Más allá de las formalidades, la reunión representó la reaparición pública del ministro Trotta tras siete días de misterio y de contradicciones: es que el titular de la cartera de Educación aseguró el miércoles que la prioridad era mantener las aulas abiertas y, horas después, el Jefe de Estado anunció la suspensión de la presencialidad hasta fines de abril en el AMBA.
El propio Presidente trató de explicar el sentido contrario de esos mensajes. “Yo mismo tuve discusiones dentro de mi equipo. Mi ministro de Educación -Nicolás Trotta- insistía con las clases presenciales, pero no son las clases presenciales solamente: hay que ir a un colegio primario y ver el horario de salida, madres que se agolpan, donde el contagio puede hacerse más fácil, chicos que juegan cambiándose los barbijos”, dijo en declaraciones radiales.
El Jefe de Estado anunció el miércoles pasado la firma de un Decreto de Necesidad y Urgencia para limitar la circulación en el AMBA y además para cerrar las aulas hasta fines de abril. El objetivo inicial fue el de desacelerar el ritmo de los contagios para poder completar la vacunación de las personas que integran los grupos de riesgo ante el coronavirus.
Fue una decisión que sorprendió, porque horas antes Trotta planteó que se debía “priorizar la escuela” en su actual esquema de “presencialidad parcial, alternada, cuidada y con protocolos”. Incluso, ese fue el criterio que se estableció en la reunión que el Consejo Federal de Educación (CFE) mantuvo ese miércoles, antes de los anuncios presidenciales.
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“La escuela es central para poder transitar este momento de dificultad. La discusión no es presencialidad sí o no; las restricciones no pueden empezar por la escuela cuando la evidencia demuestra que son espacios seguros y necesarios para acompañar a nuestras niñas/os”, afirmó Trotta en declaraciones a la prensa que realizó antes de que se conocieran las restricciones.
Incluso, llegó a señalar que “en este escenario de complejidad, las restricciones deben estar vinculadas a los ámbitos sociales no protocolarizados que se desarrollan fuera de la escuela”.
Por la corresponsalía de Buenos Aires.