En una extensa entrevista con la revista Gente, en la que dio detalles de su vida saludable y brindó tips sobre belleza y alimentación, Guillermina Valdés habló de su carrera como modelo a través del tiempo.
"A los 20, era una mujer menos feliz, que miraba la vida con culpa de plomo. Y eso no tenía que ver con quién estuviese ni qué viviese, porque de hecho fui madre, lo más importante que puede pasarle a uno. No entendía de qué iba, estaba insatisfecha, en el sitio que no quería. Si estaba en la cama, decía: 'debería haber ido a la fiesta'. Si piba a la fiesta, pensaba: 'debí haberme quedado en casa durmiendo'", relató la pareja de Marcelo Tinelli.
"A los 30, el fuego sagitariano de mi ascendente (es Cáncer, con luna en Piscis), comenzó a encenderse con fuerza. Y hoy me siento más joven, con una energía nueva", sostuvo la empresaria.
Pese a que la famosa cree en el poder de la influencia astral, reconoce que nada es mágico: "¡Fue un larga búsqueda personal! Nunca fui una chica de autoestima alta. Me ayudó mucho la terapia. Con los años, fui queriéndome más, perdonándome errores, superando algunas angustias que tienen que ver con mi historia. Fui una niña de padres muy jóvenes, que se fue de casa a los 17 y tuvo que ir armándose la vida. Siempre fui una 'busca'. Si no era Reiki, era Flores de Bach… Y en esa búsqueda, fui encontrando certezas".
Tal vez por el rose inevitable con las enfermedades que la tocaron de cerca (su papá y su abuelo fueron afectados por el cáncer), Valdés admite que se cuida mucho con la almentación. "En casa me tildan de pesada porque todo lo analizo, estoy atenta a cada productor, a cada ingrediente… ¡me cuido demasiado! A veces, en la mesa, antes de llevarse algo a la boca, los demás me miran y me preguntan: '¿Estamos por morirnos, no?'", agregó.
La mediática practica desde hace seis años una revolucionaria práctica: el método Strongfirst, creado por Pavel Tsatsouline, un antiguo instructor de las fuerzas especiales soviéticas que apunta a perfeccionar y alinear todas las cadenas musculares, fortaleciendo los patrones de movimientos básicos, aumentando la fuerza en forma progresiva, y resultando un entrenamiento sostenible en el tiempo.
"En cuando a la alimentación, opto por lo natural y selecciono los alimentos con menos procesos. Soy omnívora, pero tiendo a disminuir el consumo de carnes rojas por la injerencia de los gases en el efecto invernadero. No como fritos y no me gustan los dulces", continuó.