Que Racing Club se haya consagrado campeón este domingo es, en gran parte, gracias a su capitán: Lisandro 'Licha' López, un delantero de 36 años que, tras triunfar en Europa, regresó al club de sus orígenes para darle su tercer título local en los últimos 53 años.
El exatacante del Oporto, del Lyon, del Al-Gharafa catarí y del Internacional brasileño llegó a Racing Club a los 18 años.
Antes, se había probado sin éxito en San Lorenzo, Boca Juniors, Rosario Central, Newells Old Boys y dos veces en Lanús y en Vélez.
López, máximo goleador de este torneo con 17 tantos, nació en Rafael Obligado, un pueblo de casi mil habitantes de la provincia de Buenos Aires.
Veintidós años después se enfrentaba a jugadores de primer nivel en la Liga de Campeones. Sin embargo, no conserva la camiseta de ninguno de ellos. Ni tampoco trofeos, medallas, ni nada de su carrera.
"Si entrás a mi casa a lo sumo te vas a cruzar con cañas de pescar por todos lados. Ahí vive Lisandro López, no vive el jugador Lisandro López. Ahí vive una persona común y corriente que trabaja en el fútbol", dijo hace poco en una entrevista.
"Creo que pasa también un poco por el ego, ¿no? No sé si vos entrás en la casa de un albañil y ves una foto de él revocando una pared. Yo no creo que un carnicero tenga en la pared de su casa una foto suya cortando el costillar con la sierra. ¿Para qué voy a encuadrar una camiseta de Maradona? ¿Para que entren y digan: 'Ah, mirá, mirá'? No, yo no", añadió.
López debutó en Racing en 2003, fue el goleador del Apertura 2004 y en 2005 emigró al Oporto. Allí fue ídolo y figura y tuvo como compañero a su compatriota Luis 'Lucho' González, el futbolista con el que mejor se entendió en el campo (según él mismo).
Además, allí fue dirigido por el portugués Jesualdo Ferreira, un "viejo cascarrabias" que le "enseñó" mucho y que, para él, fue el mejor entrenador que tuvo.
Tras cuatro años en Portugal, fichó por el Olympique de Lyon. Le fue tan bien como en el Oporto. Sin embargo, en 2013 pasó al Al-Gharafa catarí por diferencias con los directivos del Lyon.
"Es demasiado tranquilo y había mucho tiempo libre. Con los tres o cuatro argentinos que jugaban allá nos juntábamos a tomar mate y charlar. De todas formas, en Portugal o en Catar, siempre viví de la misma manera. Mi vida no cambia mucho de acuerdo a los lugares", explicó.
En 2015 tuvo un fugaz paso por el Internacional de Brasil y finalmente, en diciembre de ese año, regresó a Racing Club.
"Nunca dejé de pensar en Racing. Siempre, siempre, siempre, desde que me fui, lo seguí. Miré casi todos los partidos, estaba al tanto de todo", dijo cuando llegó a Argentina.
Ya en su país natal, López empezó a manifestar públicamente su descontento con "las cosas que rodean al fútbol".
"¿Por qué al pibe que recién sube a primera no lo tratan igual que a un futbolista con carrera? Y desde adentro lo digo, desde un presidente hasta un utilero. ¿Por qué vale más el que jugó 300 partidos, el que hizo 15 goles, que el que es suplente? Esas preferencias, ese interés no me gusta", dijo.
Es reacio a dar entrevistas, se pone nervioso antes de los partidos y es amante de la lectura. 'Marianela', del español Benito Pérez Galdós; 'La Tregua', del uruguayo Mario Benedetti; y 'Veronika decide morir', del brasileño Paulo Coelho, son sus libros favoritos.
López, pese a su magnífica carrera, se define como "un futbolista del montón".
"Soy una persona, y un jugador, que trata de mejorar constantemente. Nunca fui el tipo más rápido del plantel, nunca fui el que mejor le pegó a la pelota, nunca fui el que mejor cabeceó en el plantel. No tengo una cualidad que vos digas 'este tipo es distinto por tal cosa'. Pero siempre quiero aprender y tengo una ambición deportiva gigante", explicó.
Hace poco le preguntaron nuevamente por su llamativa decisión de no guardar nada relacionado con su carrera.
Su respuesta fue levemente diferente a la que había dado antes: "No guardo nada, ni premios, ni camisetas, trato de vivir el día a día, el presente. Pero, ¿te digo la verdad? Si soy campeón con Racing, esa puede ser que la guarde".
Por Sebastián Meresman (EFE)