El exministro de Economía Roberto Lavagna volvió a hablar este miércoles después de dos años sin tener contacto con la prensa y se manifestó a favor de un frente político amplio para las elecciones de octubre, con peronistas, radicales y hasta un sector del PRO.
El economista consideró que la Argentina viene de dos gobiernos que "han sido fracasados", el anterior y el actual, particularmente en lo que tiene que ver con el bienestar de la población.
"Y estamos ante el riesgo de que en octubre tengamos que elegir de vuelta entre lo mismo", dijo el exfuncionario de los gobiernos de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner en declaraciones a la radio porteña Milenium.
Según interpreta el economista, más allá de las candidaturas, una de las tareas que hay que hacer es ver cómo se logran ciertos consensos de carácter programático, en materia económica y educativa, que permita salir de “ese péndulo de dos extremos”.
“Claramente sobre mediados de año uno debería tener con claridad si efectivamente hay posibilidades de una alternativa que no sea más de lo mismo”, dijo sobre su eventual candidatura presidencial.
Lavagna calificó al “extremo” de Cambiemos como “marketinero” y al kirchnerismo como “pseudoideológico”, que en términos concretos “no han dado resultados para los argentinos”.
"Hay que buscar un nuevo momento en el que la Argentina vuelva a arrancar. Hay que pensar que el ingreso promedio de los argentinos es hoy el mismo que hace once años, 2007", se quejó el dirigente al cual algunos sectores como el socialismo proponen de candidato presidencial de un frente político amplio.
Lavagna dijo que también hay que analizar el problema de la distribución de la riqueza, dado que en los últimos ocho años los sectores medios, medios bajos y bajos son los que “han pagado el precio mayor de este estancamiento del país”.
Sus propuestas
"Hay que movilizar recursos que hoy están ociosos. Hay una enorme masa de desempleados, hay recursos naturales claramente disponibles, siguen saliendo capitales en forma neta. Argentina tiene ahí todo lo que es central para crecer", evaluó.
Analizó que el último gobierno de Cristina Kirchner fue "muy intervencionista" y el de Mauricio Macri "está muy volcado sobre los intereses financieros".
“Eso no moviliza los recursos ociosos. Sólo en los últimos nueve meses se perdieron 200.000 puestos de trabajo, es cifra oficial”, indicó.
El economista enfatizó que la Argentina viene de ocho años de estancamiento y mala distribución del ingreso, a lo que ahora se le agregó una deuda externa muy importante, por lo que está claro que las dificultades en el punto de partida existen.
“Pero frente a esa dificultad están los recursos. El problema es que esos recursos no están siendo movilizados. Tenemos que ver como se moviliza eso y no se lo somete a las clásicas políticas de ajuste que consiste en achicar, achicar y achicar”, dijo.
La demanda
El economista señaló que “hay una enorme cantidad de argentinos que dicen: 'no quiero tener que votar entre los dos extremos'. Eso abre un camino, porque lo que está mostrando eso es un nivel muy alto de frustración y desencanto, y una búsqueda de un camino distinto. Desde ese punto de vista, la demanda está”.
Por ello, el economista consideró que los empresarios, los sindicatos, los intelectuales, los medios de comunicación y los dirigentes políticos tienen que ser capaces de articular una respuesta a esa demanda. Pero esto es otro capítulo. Según Lavagna, ahí las dificultades evidentemente son mayores.
Armado político
Lavagna consideró que "hay que trabajar" en un consenso muy amplio. Y remarcó que si uno busca un gobierno de unidad nacional obviamente no está buscando una unanimidad, porque en ninguna sociedad existe la unanimidad, pero sí una base de sustentación.
"Estamos buscando una base de ideas económicas, de valores. La base es muy amplia, con sectores del justicialismo, del radicalismo, partidos como el socialista, más pequeños de provincias y también sectores del PRO, porque está claro que no todo el mundo piensa igual en el PRO", expresó el economista.
Aclaró también que desde el punto de vista filosófico él siempre ha defendido las ideas del justicialismo, aunque después en la práctica es otra historia: fue desde el gobierno de Carlos Menem hacia la derecha, hasta la pseudoizquierda en los años previos al PRO.
"Hay una filosofía y una manera de ver el mundo y la sociedad del justicialismo, esa es mi base. Claramente estoy pensando en algo mucho más amplio. Pero no lo estoy pensando en términos de candidaturas sino de generar ese consenso que va desde los dos grandes partidos tradicionales de la Argentina y sobre todo muchísima sociedad civil, sectores independientes, que deberían ayudar a construir ese nuevo momento para el país. La demanda está, la oferta tiene dificultades y habrá que ver si se logra concretar o no", expresó.
Sostuvo en ese sentido que lanzarse a competir en una interna en las PASO sería "contraproducente" respecto de la idea central que señala. "¿Qué sentido tiene que alguien participe de una interna de un partido político y después pretenda imponerla al conjunto? No tendría sentido. Son cosas que son incompatibles. Hay personas que piensan que ese es el sistema y yo los respeto, pero en lo personal no tengo ninguna intención de esa naturaleza", formuló.
Su silencio y Massa
El economista reveló que hasta ahora se mantuvo en silencio porque, por el tipo de trabajo para buscar consensos, uno no puede estar todos los días en los medios de comunicación.
Y también hubo silencio –dijo- como una manera de ayudar al gobierno de turno, dado que cuando la situación es compleja es mejor no agregar una voz más, ya hay muchas. Pero no creo que esté todos los días dispuesto a hablar porque no creo que ese sea el camino.
En lo que respecta a su relación con el precandidato presidencial por el espacio Argentina Federal Sergio Massa, Lavagna dijo que la relación personal es muy buena, pero marcó diferencias políticas.
“Él piensa en una expresión más ligada a lo que puede ser una propuesta de un sector del justicialismo y yo sigo pensando en la necesidad de construir algo más amplio. La reunión de Mar del Plata fue un ladrillo más de lo que hay que hacer, pero no el único”, sostuvo.