A 50 años de la llegada del hombre a la Luna, con el inolvidable Apolo 11, distintas naciones del mundo se preparan para instalarse en el codiciado satélite natural de la Tierra. Por un lado, una sonda china Chang'e-4 ya comenzó a explorar su polo oculto, y tanto Rusia como Estados Unidos, no se quieren quedar atrás. Es que según publicó Clarín, para 2020 se esperan misiones robóticas con fines científicos y el objetivo de acondicionar la superficie para la presencia humana.
Así como explica el periodista y autor de la nota, Marcelo Bellucci, se trata de un nuevo orden mundial donde ninguna potencia quiere quedarse afuera. "China emerge cada vez con más poder, Rusia sueña con recuperar su prestigio galáctico y los Estados Unidos exhibe síntomas de debilidad", detalla Bellucci. Y cuenta que a esta puja se suma la Agencia Espacial Europea (ESA), que en los últimos días comunicó su intención de instalar una aldea lunar. Lo mismo intentan concretar India e Israel.
"Hay un componente político en esta carrera espacial y los principales objetivos científicos tienen una voluntad económica", afirma a ese medio Pablo Mauas, doctor en física y director del grupo de Física Estelar, Exoplanetas y Astrobiología del Instituto de Astronomía y Física del Espacio (IAFE/Conicet).
El experto agrega: "Por un lado está China, que necesita demostrar que es una super potencia y dispone fondos suficientes para la investigación espacial. En el medio está Estados Unidos y la intención del presidente Trump de volver a la Luna. Estos proyectos llevan décadas de preparación técnica y el presupuesto para las próximas misiones de la NASA ya fue asignado. Rusia, en cambio es el otro gran competidor y ahora con Putin se propone ocupar su asiento de gigante aunque requiere una gran inversión".
Otro motivo por el cual se vuelve imprescindible la conquista lunar, es que podría funcionar como una estación intermedia para llegar a Marte con humanos. "Todavía falta conocer la cantidad de agua -en forma de hielo- que hay en la Luna. Las próximas misiones están destinadas a prospectar el suelo (el regolito) para conocer las proporciones de agua, Hidrógeno y Helio allí entrampado. Se cree que estos materiales se podrían utilizar como una fuente de combustible. La intención sería 'independizarse' de la Tierra y directamente, despegar desde la Luna hacia Marte u otros destinos", afirma a Clarín, Mauro Spagnolo, geólogo planetario del Instituto de Estudios Andinos "Don Pablo Groeber" (DEAN/Conicet).