Tienen entre 17 y 18 años y las une una misma pasión: el beach handball. Se hacen llamar, las Kamikazes, nombre que define su carácter temerario y su determinación en la cancha; y se han convertido en el ejemplo a seguir para muchos adolescentes.
Se llaman Caterina Benedetti, Gisella Bonomi, Fiorella Corimberto, Lucila Balsas, Zoe Turnes, Rosario Soto, Belén Aizen, Jimena Riadigos y Carolina Ponce, son amigas y viven su fama repentina con incredulidad: "Después de cada partido se nos bloqueaban los celulares de tantos pedidos de amistad que recibíamos en las redes sociales", le cuenta una de ellas a Clarín. "Me paran en la calle, me reconocen en el colectivo y me prestan la SUBE en el subte", cuenta otra.
Además de los fanáticos, también las buscan los sponsors. "A mí me contactaron algunas marcas de ropa para ofrecerme canjes a cambio de que me saque fotos con sus diseños en Instagram", reconoce una de las jóvenes.
Las flamantes campeonas reconocen que hubo un antes y un después en sus vidas desde su participación en los Juegos Olímpicos de la Juventud, pero también para la disciplina que tanto aman. En menos de cinco días, la Confederación Argentina de Handball (CAH) recibió más de 1.200 consultas para saber dónde se puede practicar la modalidad playera de este deporte.
Además, la marca de indumentaria que las vistió recibió tantos pedidos de la ropa que ellas usaron que no pudo seguir recibiendo encargos. Ni hablar de las cuentas de Instagram de las jugadoras que comenzaron a sumar seguidores: hoy tienen alrededor de veinte mil seguidores cada una.
"Este grupo es muy valiente: salieron campeonas panamericanas, consiguieron un tercer puesto en un Mundial y se superaron para salir campeonas olímpicas. Eso habla de mucho coraje. Hay un montón de valores que ellas tienen desde que empezamos. Son compañeras, respetuosas y eso es lo que nos termina de cerrar el torneo con lo técnico-táctico. Si vos no tenés un grupo que sea muy unido y que además sea valiente, es muy difícil ganar una medalla", cuenta Leticia Brunati, entrenadora del equipo.
"Hoy a los chicos no los emociona lo mismo que a los deportistas de mi época, tampoco tienen los mismos referentes. Vos les podés estar hablando una hora y media y no entienden nada. Les mostrás una imagen y captan todo. Lo audiovisual es mucho más significativo para ellos. Por eso a las chicas les armé un video con una charla TED de Agustín Pichot e imágenes de ellas jugando para motivarlas. Antes de la final se los mandé por Whatsapp y me decían que las hacía llorar de la emoción", dice Brunati.
La polémica por la bikini
El debate que surgió en torno al tamaño de sus bikinis, que en un momento tuvo más promoción que sus logros, quedó como una anécdota que prefieren minimizar. A las personas que las señalaron como víctimas de la cosificación de la mujer por la dimensión del culotte que llevaban puesto, les respondieron: "Este diseño lo elegimos nosotras porque así estamos más cómodas".
En esta línea, la neuquina Gisella Bonomi reconoció: "Visto a la distancia te das cuenta que siempre hay que estar preparado para estas cosas. Todo el mundo siempre tiene algo que decir. Tratamos de no darle importancia y listo".
Ahora el equipo va en busca de una nueva medalla en los Juegos Sudamericanos de Playa que se jugarán en marzo en Rosario y ya está confirmado que se cruzarán con Brasil.
"Queremos que el beach handball siga creciendo. Tenemos como objetivo ser deporte exhibición en Tokio 2020 y que para 2024, en París, ya sea olímpico. Ojalá la gente se cope cada vez más", dicen entusiasmadas.