Cuando hablamos de adopción de mascotas todo parece felicidad: una hermosa acción, que le dará un hogar a un perrito y felicidad a una familia. Pero lo cierto es que no todo es color de rosas, y existe un triste lado B: la historia de muchos animalitos que, luego de un tiempo, son devueltos al refugio.
Desde los refugios esta situación es una gran preocupación, y están buscando maneras para hacer entender a quienes adoptan que no todo será la euforia inicial y las fotos en Instagram; sino que, luego de la adopción, viene el verdadero trabajo.
En algunos casos es la convivencia lo que frustra a los flamantes nuevos dueños: los animales se devuelven al refugio de donde fueron adoptados en menos de un mes, una semana e incluso menos veinticuatro horas. Lo curioso es que también hay otros casos de perros que son devueltos después de años de convivencia. ¿Cómo puede ser?, se preguntan en los refugios. ¿Acaso no desarrollaron un vínculo?
Lorena Pla, voluntaria del refugio Mascotas en Adopción, cuenta un triste caso real. "Braulio murió con nosotros, era un perrito de tamaño chihuahua. Lo dimos en adopción cuando tenía cinco años y a los ocho nos lo devolvieron porque los dueños se mudaban". La de la mudanza es historia repetida: la nueva casa es más chica, o los dueños jóvenes se van a vivir a otro país. O se mudan a un lugar donde no se admiten mascotas. También hay familias que deciden, penosamente, deshacerse de sus mascotas cuando están por tener hijos.
Andrea Blanco, del refugio Mascotas Puerto Madero, también tiene historias similares. Como la de Terry, un cachorrito con una vida dura. Nació dentro de un caño en una obra en construcción cerca de la Reserva Ecológica de Costanera Sur. Eran seis en total, tres de los cuales murieron el mismo día del rescate. La mamá no aceptó a los sobrevivientes y tuvieron que ser alimentados con mamadera. Finalmente llegó lo que parecía el final feliz: Terry fue adoptado por una pareja con un bebé. Pero fue devuelto en menos de un año, según contó la voluntaria a La Nación.
En estos casos, los voluntarios de los refugios se preguntan qué falló. "Nosotros informamos todo sobre el animal que te vas a llevar a tu casa. No podemos ocultar nada. Por eso, nos cuesta entender que el tema sea el perro, el asunto tiene que ver con el tipo de vínculo que se establezca con él", asegura blanco. Ahora Terry, que luego del primer abandono sufrió otro, vive hace un año y medio con una pareja de venezolanos y están encantados con él.
¿Por qué los devuelven?
Los especialistas aseguran que los perros que sufren devoluciones suelen ser los cachorros; y esto tiene que ver con que los adoptantes no saben adaptarse a un nuevo individuo que necesariamente va a desordenar un poco el hogar y su rutina.
"Los cachorros son lo que más vienen de vuelta debido a que, mientras crecen, van formando su personalidad y esto debe ser acompañado por los adoptantes. Es un ida y vuelta donde las dos partes tienen que conocerse y formar un vínculo", afirma Remo Valetin, Gerente de Servicios y Plan de Adopción Responsable de Puppis.
El problema, entonces, es adoptar sin pensar a conciencia en lo que significa. "La mayoría de los adoptantes quiere cachorros. Nosotros les decimos que hasta que no se vacunan no pueden salir a la calle y eso son cuatro meses. También tienen que saber que si viven en un departamento y se van a trabajar ocho horas por día, es lógico que cuando lleguen se encuentren con un panorama de pis y caca por cualquier parte. Además, al ser tan chiquitos no hacen mucho, sólo duermen y comen. Entonces, primero eso, no se dan cuenta de todo el trabajo que lleva un perro, en especial, los cachorros", explica Pla.
Para evitar las devoluciones, terribles para los animalitos y decepcionantes para los voluntarios de los refugios, los especialistas recomiendan:
- Tener en cuenta que no todas las personas tienen el manejo y la situación emocional para criar un perro, eso no los hace malos.
- Cuando se adoptan cachorros, tener en cuenta que es probable tener que enfrentarse a destrozos. Por ejemplo, que el perro se coma un sillón o las patas de un mueble. Es algo normal, quien no está anímica o económicamente preparado para afrontarlo no debería adoptar.
- Saber que implica una responsabilidad; que no es un objeto, sino un integrante más de la familia, con necesidades y demandas, incluso afectivas. También implica un gasto económico: alimentos, vacunas, accesorios.
- Castrar al nuevo integrante, como forma de ser responsable: recordar que no hay familias para tantos cachorros.
- Pensar en el daño que se le haría al perrito en caso de devolverlo. Es mejor no exponerlo y no adoptar sin seguridad.