Se trata de la primera votación importante desde que llegó al gobierno y en ella se renueva la totalidad de la Cámara de Representantes y un tercio del Senado.
Luego de la victoria de Trump como presidente, ya nada se da por sentado, por eso estas elecciones legislativas podrían ser un buen ejemplo de cambios, o no.
La votación está vista como un "referéndum" para Trump y una cita clave para los demócratas, que aspiran a sumar alguna de las cámaras del Congreso, que actualmente está en manos de los republicanos.
Se disputan los 435 escaños de la Cámara de Representantes más un tercio de los cien asientos del Senado y 36 gobernacionesde los 50 Estados, más cientos de cargos públicos estatales y locales.
Esta será la oportunidad indicada para los demócratas, que fueron vencidos en 2016 tanto en la elección presidencial como el poder en ambas cámaras.
Estas elecciones se repiten cada cuatro años en Estados Unidos y hay rumores optimistas en las filas del partido demócrata, ya que los analistas auguran que la mayor parte de los 435 escaños llegarán de su mano, lo que les dará un mejor margen para moverse con propuestas legislativas que limiten el accionar de Trump.
En la cámara baja del Congreso, los republicanos disponen actualmente de una cómoda mayoría, con 236 representantes del partido de Trump contra 193 demócratas, con seis vacantes. Para recuperar el control de la Cámara, los demócratas deben ganar 23 escaños adicionales.
También es cierto que la situación para los demócratas está más complicada en el Senado. En esta cámara, que cuenta con 100 representantes, dos por cada uno de los 50 estados de la Unión, se disputan 35 escaños. Los republicanos hoy en día cuentan con una limitada mayoría de 51 contra 49. Pero no son buenos los pronósticos para los demócratas, ya que 6 de los 26 escaños en disputa ya se encuentran en peligro, contra solamente 9 de los republicanos.
Sea cual fuera el resultado final, seguramente el escenario será totalmente nuevo y el partido Demócrata pueda tener de ahora en más un poco de libertad para establecer leyes que los representen, controlando al presidente y renovando la política de Estados Unidos.