Desde que jugaba en la NBA, el Real Madrid o el Barcelona y disfrutaba de los lujos y comodidades de lo mejor del mundo, una especie de mantra daba vueltas en la cabeza de Pepe Sánchez. "¿Por qué nosotros no podemos?", era la frase que una y otra vez repiqueteaba en su cabeza. Hasta que volvió al país en 2010 y puso manos a la obra.
Paso a paso, la utopía dejó de serlo y se convirtió en realidad. El cerebro de la Generación Dorada armó un proyecto diferencial que, primero revolucionó el ambiente del básquet argentino, y ahora sueña con impactar en alto rendimiento del país y de Latinoamérica. "Me cansé de ver cómo en Europa y Estados Unidos se construyen espacios de elite, se desarrollan sistemas de calidad y los argentinos siempre pensamos que las cosas buenas pasan afuera", explica hoy, ocho años después de haber arrancado con Weber Bahía Básquet, entidad que es sinónimo de organización, profesionalismo, vanguardia y futuro.
"Bahía es la ciudad que elegí para vivir y desarrollar esta idea acá es contribuir a nuestra sociedad con infraestructura y servicios de calidad. Y también derribar ese mito de que los argentinos no podemos", asegura desafiante.
Esta organización, a diferencia de otras instituciones que se basan en conducciones personalistas y decisiones pasionales, apunta a un crecimiento sustentable que trascienda los nombres. Y, lejos de hacerlo en forma lineal, transita el camino más largo y difícil: invierte millones en un centro del alto rendimiento en medio de una crisis económica y apuesta muy fuerte, incluso yendo más allá de su deporte.
El ex base explica cuál es esta nueva meta que excede al básquet. "Desarrollar un sistema educativo de alto rendimiento con el objetivo de ser una usina de conocimiento y un faro de formación de atletas de distintos deportes para toda Latinoamérica", indica Pepe de arranque.
Sánchez detalla a lo que se refiere cuando habla de un sistema educativo. "Es una forma de organización para que las áreas interactúen y se asocien con un fin común. En este país existe la falsa idea de que lo creativo deviene de lo espontáneo, de la improvisación. Nosotros queremos ayudar a derribar ese mito: la creatividad requiere de un orden, un sistema, de metodologías, de tener la seguridad de que las cosas van a ser iguales todos los días", cree el presidente de WBB.
Un documento redactado en la organización detalla lo que estará dentro del sistema: el estilo de juego, el método de entrenamiento, la estructura horizontal para la administración de cargas y otra vertical para las prácticas, los objetivos de los torneos, un lenguaje común, conceptos de eficiencia e indicadores sobre la progresión. Nada menos.
Para funcionar bien en un sistema, aseguran, es necesario que cada miembro sepa que es parte de algo más grande, incluido el cerebro de la Generación Dorada. Martín Mackey, nuevo Director Deportivo de WBB, lo deja claro. "Yo estudié muchos años en el exterior para ser el mejor y creía que el mejor era quien acumulaba más conocimiento. Estaba equivocado. El mejor es aquel que lo comparte y es parte de algo más grande", dice y prosigue con lo que siente que da valor al sistema.
"Muchas veces, dentro de un mismo club, hay muchos pequeños clubes. Tantos como entrenadores haya… Cada uno aplica su librito, en su deporte o categoría. Y en esa rueda de individualismo y mezquindad cada institución está presa de la Teoría del Superhéroe, la figura que vive buscando para que lo salve. Si ese mesías no lo logra, va la hoguera. Así van pasando y los clubes pierden mucho dinero, con resultados efímeros... Para no caer en eso es clave desarrollar un sistema colaborativo que esté por encima y sea un activo del club", detalla Martín.
El primer paso es terminar el estadio multipropósito tipo NBA cuya construcción va en tiempo y forma y funcionará desde diciembre. El edificio tendrá departamentos y habitaciones para 100 reclutados, gimnasio, gastronomía, medicina deportiva, (tres) canchas de entrenamiento, pistas cortas indoor, palcos, oficinas, espacios de salud mental y de creatividad para los jugadores y, como estadio, una capacidad para 4.000 personas.
Una especie de réplica de la idea de campus universitario que Pepe vivió en su época en Temple, donde todo estaba al alcance del atleta. Pepe adelanta lo que imagina para la Bahia Academy, como se llamará su nuevo emprendimiento. "Trabajamos para tener un ecosistema con valores de la Generación Dorada, con amplio conocimiento en alto rendimiento y dentro de una infraestructura de primer nivel mundial. Soñamos con que chicos de todo el mundo vengan a formarse a nuestro centro", explica Sánchez, quien desde el inicio se apoya mucho en la empresa Weber Saint Gobain, socio estratégico en la construcción de procesos de gestión que le dieron orden a la organización.
¿Y por qué WBB elige dar este paso ahora? Pepe lo llama momento Kodak. "¿Te acordás de la empresa de fotografía más importante del mundo? Se durmió y en tres años desapareció por la irrupción de la fotografía digital. Su dueño admitió que no la vio venir… Nosotros podríamos seguir nuestra línea de crecimiento, ser una organización de básquet, ir mejorando, construir estadio y buscar más talento. Pero no, queremos dar un salto exponencial hacia otro lugar. Seguiremos siendo un equipo de básquet, aunque yendo más allá, buscando ser una usina que transmita qué es un sistema pedagógico, una metodología, qué es enseñar, para que los jugadores sepan cómo prepararse para competir… Porque estas cosas son iguales para un futbolista, un basquetbolista o un jugador de vóley", argumenta el ex NBA.
Los deportistas que lleguen tendrán que estar abiertos al aprendizaje, a diferenciar comer de alimentarse, a valorar el descanso, a saber hidratarse, a estudiar el juego, a detectar qué es lo esencial. Sánchez tiene claro cuál será el gran nuevo desafío de su organización.
"A ser deportista de alto rendimiento se aprende y nuestra organización buscaremos enseñarles a los mejores, a los que quieran ser parte de esta nueva evolución", asegura. Pepe, Weber Bahía Basket y un paso más hacia la historia.