Una nueva moda gourmet empezó a recorrer las cocinas de los principales chefs de América Latina. Se trata de las flores comestibles, que conquistaron a los cocineros no sólo por su color y su aroma, sino también por su sabor. Según publicó en una nota, el diario Clarín: "Las flores son una parte integral de la gastronomía de la misma manera que lo hacen las zanahorias, las cebollas o las frutas". Se trata de un ingrediente que, además, eleva el valor estético de los platos.
El chef Gonzalo Aramburu contó a ese medio que "tiene como veinte flores". Y opinó: "Le suman un montón al plato, por ejemplo, con el perfume. Las usamos en todo el menú". Sin embargo, según explica Marina Aizen, autora de la nota, conseguir este tipo de ingredientes no es fácil, porque no todas las especies brotan al mismo tiempo.
"Es un negocio muy delicado, ya que son productos de extrema fragilidad a lo largo de toda la cadena de producción: tanto en el vivero donde crecen, como en el momento de su manipulación o su transporte a destino", explica la periodista. Sin embargo, destaca que en el país, ya se encuentran varios productores que las comercializan, debido a la gran demanda.
Eduardo Ciancia, de Huerta de la Anunciación, una empresa que produce productos orgánicos, es el proveedor de cocineros destacados de Argentina, como Mauro Colagreco. Consultado por Clarín, cuenta que "la más solicitada del momento es la (flor) de borraja, un cultivo de otoño, invierno y primavera, ideal para hacer pastas rellenas". También comercializa otras especies silvestres como violetas, oxalis -parecida a un trébol- y hierbas aromáticas como el romero.