Tango feroz. La Selección argentina consiguió su segundo título Mundial, con un Diego Maradona brillante. En la final, venció en un dramático 3-2 a Alemania, único triunfo Albiceleste sobre los germanos en Copas del Mundo. Y frente a Inglaterra, por Cuartos y en un duelo de connotaciones más allá de lo deportivo, por Malvinas, Diego anotó con la Mano de Dios, y con el gol más maravilloso de los Mundiales, tras eludir a seis rivales desde al media cancha. "La toque con la punta del botín al intentar quitársela. Fue gol en contra", tiró el zaguero Terry Butcher (en inglés, carnicero"). "Odio a Maradona con toda pasión", enfatizó. La dimensión de Diego.
Templo de adoración. El Azteca, coloso con capacidad para 90 mil personas (el tercero en América y undécimo en el mundo), es el estadio que más partidos mundialistas albergó: 19. Contando las finales de 1970 y 1986. Es decir que vio en su esplendor a Pelé y a Maradona, al más espectacular Brasil de todos los tiempos y a la Argentina campeona por segunda vez. La pelota del torneo también se llamó Azteca, y fue el primer balón sintético.
Los diez también fallan. Francia y Brasil diputaron el partido más bello y dramático del torneo, por Cuartos. Empataron 1-1 y ganaron los galos en la definición por penales. El astro francés Michael Platini marró el suyo, justo en el día de su cumpleaños. Zico, figura de Brasil, había ingresado en el segundo tiempo y pateó un penal en la primera que tuvo. Se lo atajó Bats. En la serie desde los 12 pasos, acertó. En esa definión, Bellone ejecutó para Francia, la pelota dio en el poste y en la espalda del arquero Carlos y entró. Hasta el día de hoy, los brasileños discuten que no debió convalidarse.
Roja directa. A los 56 segundos de iniciado el partido entre Uruguay y Escocia, por la fase inicial, el lateral José Batista vio la tarjeta roja del árbitro francés Joel Quiniou. La expulsión más rápida de los Mundiales. De todos modos, los uruguayos empataron y clasificaron, sin haber ganado ni un partido. Cayetano Ré, de Paraguay, fue el primer técnico expulsado del historial, en el encuentro con Bélgica y por las contínuas protestas al árbitro búlgaro Bogdan Dotschev.
Canadá habló otro idioma. Los canadienses clasificaron sorpresivamente a su primer Mundial. Se fueron sin anotar goles, y con una rareza: seis de sus jugadores estaban sin club, entre ellos su capitán Bruce Wilson, quien llevaba dos años sin jugar profesionalmente. Y diez de sus futbolistas eran de otros países (de Checoslovaquia a Trinidad y Tobado), nacionalizados. Aún así, se las ingeniaron para perder apenas 1 a 0 con la Francia de Platini.
Consejo médico. El español Ramón Calderé dio positivo en el control antidóping en el cotejo con Irlanda del Norte. Sin embargo, la Fifa no lo suspendió al considerar que el error partió de los médicos del plantel, que sí fueron sancionados. El medicamento que le dieron, al tener diarrea por el llamado Mal de Moctezuma (por el agua), contenía Efedrina. Ocho años después, se intentó usar su caso como antecedentes para que Diego Maradona no fuera castigado. Infructuosamente.
Paro a la portuguesa. Los jugadores de Portugal llegaron en estado de alerta a México, al enterarse que eran la Selección con menos paga: 20 euros de ese entonces por día, 500 por partido y 1.000 por usar marcas de patrocinantes en la ropa de entrenamientos. Amagaron con no jugar en el debut contra Inglaterra, pero lo hicieron y ganaron 1-0. En las prácticas, usaban la ropa al revés para que no se vieran las marcas. Perdieron con Marruecos (primera Selección africana clasificada a Octavos) y fueron eliminados.
Azul como el mar azul. Las camisetas color azul utilizadas contra Inglaterra, fueron compradas un día antes en una tienda del Distrito Federal por un administrativo de la AFA y los escudos, cosidos de apuro, no tenían los laureles. Los números eran de futbol americano. Argentina tenía casaca alternativa de ese color y la usó en el 1-0 contra Uruguay en Octavos. Pero el DT Carlos Bilardo, obsesivo, no quedó conforme porque eran pesadas y más todavía con la transpiración. Contra las ingleses, eran de otra tonalidad de azul, más brilloso.
La nuca de Dios. El Vasco Julio Olarticoechea salvó lo que era el empate de Inglaterra en el 2-1, la jugada conocida como la "nuca de Dios", al despejar de cabeza y hacia atrás ante la presencia amenazante de Gary Lineker, goleador del Mundial con seis tantos. No estaba seguro de la convocatoria hasta que un día, un auto le hizo juego de luces y le tocó bocina en un peaje. Era Carlos Bilardo, que lo venía persiguiendo, para convencerlo.
Siempre en guerra. Irak, gobernada en eses entonces por Sadan Husain accedió al Mundial sin disputar eliminatorias, al estar en guerra con Irán. El zaguero Samir Mahmoud recibió una suspensión de un año, por el escupitajo al árbitro en la derrota contra Bélgica.
Campeones por unos minutos. Ricardo Bohini, ídolo de Independiente, ingresó desde el banco contra Bélgica y jugó 156 segundos. Unica participación en Copas del Mundo del enganche al que Diego Maradona admiraba. "En otro país hubiera jugado cuatro mundiales", sentenció el Bocha. Y comentó que al principio, no se sentía campeón del Mundo. Marcelo Trobbiani, otro talentoso enganche, entró al minuto 88 contra Alemania, y tiró un taco. Fue quien le anticipó a Jorge Valdano que haría un gol en la final, y hasta lo ensayaron un par de noches previas en la concentración, festejando en pijamas.