En nuestro país son más de 200 mil los fanáticos de Bitcoin. ¿Cuál es la la razón? Además de las constantes crisis económicas, hay un montón de geeks, personas fascinadas con la tecnología, y también mucho espíritu emprendedor entre los argentinos.
En 2011, cuando Bitcoin seguía casi sin tener valor, se impuso el cepo cambiario: la casi prohibición a la transferencia y compra de divisas. Pero nadie regulaba la criptomoneda. Y así empezó a tener los primeros adeptos: gente que la usaba como método de transferencia, sin intermediarios.
Luego, muchos entendieron que, además, se podrían hacer negocios con esta nueva herramienta. Es así que la comunidad de usuarios empezó a crecer, como en ningún otro país de América latina: hay unos 170 mil, la mayoría, hombres. Una "cripto-potencia".
Los "criptoadeptos", muchos de ellos tecno-adictos, se juntaban en bares de Palermo y, cada vez, eran más, al punto que en 2014 fundaron una ONG: Bitcoin Argentina. Lo que entusiasmaba a todos era el concepto de una moneda sin país de bandera y sobre todo la tecnología que está por detrás: la blockchain.
¿Cómo funciona Bitcoin?
Según pudo investigar Marina Aizen de Clarín, la cadena o blockchain, es un gran libro contable esparcido por todo el mundo, en miles de computadoras y hasta con un satélite. Sus contenidos son transparentes y forman cadenas de bloques: nunca se puede ir para atrás, sólo para adelante.
¿Quiénes escriben esos bloques?
Los "mineros" son los dueños de esas computadoras que trabajan noche y día, y que pagan una factura de electricidad altísima. Cada bloque de la cadena tiene un algoritmo, que hace las veces de eslabón con el siguiente: son 32 letras y números. El último algoritmo de un bloque es igual al algoritmo de la primera parte del bloque que le sigue. Se llama hash: es el pegamento. Los mineros tratan de adivinar ese hash. Y por eso, las computadoras tiran cálculos al azar. Cuandoaciertan el cálculo, tienen derecho a escribir el próximo bloque de la cadena. Y, con eso, ganan más criptomonedas.
El creador de Bitcoin, Satoshi Nakamoto, estableció una emisión limitada de 21 millones de monedas. Durante los primeros cuatro años de Bitcoin, se emitían 50 unidades cada 10 minutos. Luego, la mitad. Al día de hoy, son 12,5. Cada cuatro años, se vuelve a dividir por dos la emisión.
A medida que fue subiendo el precio, más gente, en todo el mundo quiso participar de la “criptofiesta”, un negocio que, según de qué moneda se trate y las condiciones que existan (que no son siempre iguales), puede rendir un 50 por ciento mensual.
Hoy en día, grandes empresas se dedican a Bitcoin. Se establecen en lugares donde la electricidad es más barata y hace frío, justamente por el calor que generan las máquinas al hacer los cálculos. Una de ellas, es Bitfarms, una empresa que, aunque queda en Canadá, fue fundada por un argentino, Emiliano Grodzki. Tiene una valuación de mercado de cerca de mil millones de dólares.
La blockchain es muy intensiva en el uso de la energía y por eso también tiene sus detractores: con todas las máquinas operando al mismo tiempo, es mucha la electricidad que se consume. Por eso, Canadá e Islandia son destinos para el minado: mucha energía renovable, lo que reduce la huella de carbono de las operaciones. Además, hace frío. Hoy existen chips especiales para minar Bitcoin y nada más. Se llaman ASIC. El resto de las criptomonedas se mina con plaquetas de video. Van tres de ellas por computadora.
¿De dónde sale el valor de Bitcoin? Para que el Bitcoin funcione se necesita que la gente lo use. La primera vez que se utilizó, se pagaron 30 mil unidades de Bitcoin por una pizza. Los usuarios de Bitcoin creen estar ante la irrupción de una tecnología que cambia el curso del tiempo.
Los bitcoins se guardan dentro de una app que se llama Monedero y se lleva en el celular. Es muy fácil transferirlos de un monedero a otro, aunque la contraparte esté en Japón. Todo lo que hay que hacer es copiar una dirección o mandar una foto de un código QR. Y listo. Se puede hacer todos los días del año.
El problema está cuando los usuarios olvidan la clave de su Monedero. Hay mucha gente que perdió así fortunas: compró bitocoins cuando no valían nada y se olvidó de que los tenía. Sin contraseña, no hay Bitcoin.
Si bien los fanáticos creen que Bitcoin se impondrá como "la" moneda de intercambio en el futuro, hoy en día se usa más que nada como reserva de valor, aunque su precio fluctúe drásticamente. Otros se animan a pensar en que las criptomonedas reducirían a cero la posibilidad de corrupción. Por ejemplo en la obra pública, ya se usan para hacer contratos.
Bitcoin es legal. Ni siquiera el G20 se le opone. Funcionarios del Banco Central toman clases en la ONG Bitcoin Argentina y los de la Unidad de Información Financiera (UIF) aprenden también sobre prácticas anti lavado en el mundo virtual.