Vladimir Putin fue reelegido este domingo para un cuarto mandato a la cabeza de Rusia, con un aplastante resultado en los comicios, que quedaron marcados por las acusaciones de fraude hechas por la oposición.
Con el 90% de los votos escrutados, Putin lograba el 76,4% de los sufragios, mucho más que el 63,6% que obtuvo en los comicios de 2012, informó la Comisión Electoral.
El jefe de Estado superaba al candidato comunista Pável Grudinin, que obtenía el 12% de los votos, al ultranationalista Vladímir Zhirinovski (6%) y a la periodista cercana a la oposición liberal, Xenia Sobchak (1,5%).
Ante cientos de sus partidarios reunidos en las inmediaciones del Kremlin, el mandatario de 65 años dio las gracias a los rusos y consideró su amplia victoria como una señal de "la confianza y la esperanza" del pueblo y el "reconocimiento del hecho de que muchas cosas se hicieron en condiciones muy difíciles".
Durante el actual mandato de Putin, los precios del petróleo se desplomaron provocando una fuerte reducción de ingresos, sumada a las sanciones de Occidente por la anexión rusa de Crimea. "Vamos a trabajar duro, de forma responsable y eficiente", aseguró el presidente.
La tasa de participación era de casi el 60% sobre las 15H00 GMT, según la Comisión Electoral, dejando presagiar una cifra definitiva decepcionante respecto a la de 2012 (65%), a pesar de los esfuerzos hechos por el Kremlin para movilizar al electorado en unas elecciones cuyo resultado todos daban por hecho.
El principal opositor, Alexéi Navalni, apartado de las elecciones por una condena judicial, acusó al gobierno de aumentar artificialmente la movilización rellenando las urnas u organizando el transporte masivo de electores hacia los colegios electorales.
"Necesitan participación. El resultado es que la victoria de Putin con más del 70% [de los votos] se ha decidido de antemano", dijo Navalni a la prensa, asegurando que la participación real era inferior a la de 2012.