Seguro que en el primer lugar que acostumbramos guardar la leche, en sachet o cartón, es en la puerta de la heladera, como lo hace la mayoría de la gente. Incluso el envase actual parece hecho justamente para esos espacios. Las verdad es que es un error y puede afectar nuestra salud.
La forma como conservamos los alimentos y la manera de refrigerarlos es tan importante como la limpieza y la temperatura necesaria en cada caso. No se deben colocar "donde se pueda" sino que hay que respetar las cadenas de frío y la temperatura adecuada para cada uno de ellos.
En el caso de la puerta de la heladera, debemos saber que esa es la zona de mayor temperatura, menos refrigerada. Y también que está continuamente sometida a cambios bruscos, por el abrir y cerrar continuo. Justamente la leche es uno de los productos más delicados y estos cambios son muy perjudiciales para ella. También para otros lácteos como el yogurt, los quesos blandos o la ricota, que no deben romper la cadena de frío.
La puerta es el lugar ideal para guardar productos que tengan conservantes, como puede ser mayonesa, ketchup, mostaza y las salsas envasadas. También se pueden conservar muy bien los jugos, mermeladas bebidas embotelladas. Los alimentos crudos siempre se colocan debajo de todo, por encima los cocidos.
La leche debe ir en la parte más baja de la heladera, que es donde se mantiene más el frío, y con ella todos los demás lácteos y los productos perecederos. Sobre los cajones de verduras pueden ser el lugar ideal, si no es que se guardan allí los productos crudos y frescos, por el gran frío que requieren.
De esta manera también se cuida la higiene y limpieza dentro de la heladera, ya que así se evita goteos, derrames y la consiguiente contaminación con otros alimentos. Hay que recordar también que los alimentos frescos deben estar envueltos y aislados para evitar trasladar su olor a otros alimentos allí guardados.